El Kremlin, en un intento desesperado por atraer la atención internacional, se aferra a la esperanza de comercializar una variante de exportación de su plataforma Sukhoi Su-57 de quinta generación.
Los medios de comunicación estatales rusos, en un típico eco propagandístico, anuncian que el Servicio Federal Ruso de Cooperación Técnico-Militar ha recibido un aluvión de consultas de potenciales Estados clientes, citando entre ellos a Argelia, India y Turquía.
Desmitificar el Sukhoi Su-57: entre la propaganda y la realidad
En 2023, el caza hizo su debut en la feria Aero India de Bangalore, presentado por la empresa comercial Rosoboronexport como un “prometedor caza polivalente de quinta generación”, mientras que el Kremlin hace todo lo posible por promocionar su fuselaje como superior a su homólogo estadounidense. Sin embargo, esta afirmación cae más en el terreno de la especulación que en el de las pruebas concretas, evidenciando una vez más la tendencia de Rusia a sobrevalorar sus capacidades militares en la escena internacional.
El origen del Su-57, sumergido en las profundidades de la Guerra Fría, revela el eterno deseo de la entonces Unión Soviética de contar con un caza robusto que pudiera liderar la nueva generación de combate aéreo. El programa I-90 fue la respuesta a esta necesidad, priorizando las capacidades de ataque al suelo y la velocidad sobre otros factores críticos.
La intención era que este nuevo caza sustituyera a los vetustos Su-27 y MiG-29. Sin embargo, el colapso de la Unión Soviética detuvo bruscamente el desarrollo, y no fue hasta finales de la década de 1990 cuando el Ministerio de Defensa ruso decidió reanudar el proyecto. El concurso PAK FA, que dio lugar a una carrera entre los gigantes rusos de la fabricación aeronáutica Sukhoi y Mikoyan, culminó con la elección de Sukhoi como diseñador del caza de nueva generación.
Felón: Un titán con pies de barro en la arena internacional
El Su-57, conocido en los círculos de la OTAN como el “Felon”, se presenta como una mejora significativa respecto a sus predecesores, al menos sobre el papel. Sin embargo, cuando quitamos las capas de retórica triunfalista del Kremlin, encontramos un caza plagado de retos estructurales y técnicos.
Los primeros años del proyecto estuvieron marcados por una serie de contratiempos que culminaron con el dramático accidente de uno de los cazas durante un vuelo de prueba en 2019.
El Su-57: entre la promesa tecnológica y la realidad operativa
La tan esperada entrada en servicio del primer Su-57 en las Fuerzas Aeroespaciales rusas no se materializó hasta 2020, evidenciando un notable retraso en su desarrollo y despliegue.
Equipados inicialmente con dos motores turbofan de postcombustión Saturn/Rybinsk AL-31F1, los primeros modelos Felon buscaban impresionar con su potencia bruta. Más tarde se integró el motor Izdeliye 30, que prometía aún más empuje y era capaz de propulsar el avión a velocidades de hasta Mach 2,0. Este aspecto supera, al menos teóricamente, al F-35 Lightning II estadounidense en términos de velocidad máxima.
Sin embargo, la velocidad no lo es todo en el teatro de operaciones moderno. La capacidad de pasar desapercibido, es decir, el sigilo, se ha convertido en un criterio crítico de supervivencia y eficacia.
En este aspecto crucial, el Su-57 se queda corto, con una sección transversal de radar significativamente mayor que la de sus homólogos estadounidenses, incluido el F-22 Raptor, lo que lo hace más susceptible de ser detectado y, por tanto, atacado.
Exportación del Su-57E: Un futuro incierto ante los desafíos internos
La versión de exportación del Su-57, bautizada como Su-57E, pretende mostrar lo último en aviónica rusa. Sin embargo, la falta de detalles concretos y la nebulosa que rodea a este nuevo prototipo solo sirven para alimentar el escepticismo sobre su viabilidad futura.
A día de hoy, Rusia está luchando por completar su propia flota de cazas Felon, lo que plantea dudas legítimas sobre su capacidad para producir y exportar estos aviones a otras naciones.
La continua disipación de recursos y el sobredimensionamiento de sus capacidades de producción en Ucrania ponen en entredicho la capacidad de Moscú para comprometerse a fabricar cazas adicionales para la exportación.