Typhoon de la RAF y fuerzas de EE. UU. destruyen fábrica de drones hutíes cerca de Saná, en operación conjunta desde Chipre.
Operación conjunta de RAF y EE. UU. contra hutíes en Yemen
Aviones Typhoon FGR4 de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) participaron en una operación conjunta con fuerzas estadounidenses para destruir una fábrica de drones hutíes ubicada a 15 millas al sur de Saná, la capital de Yemen controlada por los rebeldes. La operación, realizada el 27 de abril de 2025, marcó el primer ataque aéreo anunciado del Reino Unido contra los hutíes desde enero de este año y el primero desde la toma de posesión del presidente Donald Trump. Los Typhoons, desplegados desde la base RAF Akrotiri en Chipre, emplearon bombas guiadas de precisión Paveway IV y contaron con el apoyo de aviones cisterna Voyager para reabastecimiento en vuelo.
El secretario de Defensa británico, John Healey, informó ante la Cámara de los Comunes que un análisis de inteligencia identificó un grupo de edificios utilizados por los hutíes para fabricar drones, empleados en ataques contra buques en el mar Rojo y el Golfo de Adén. Los hutíes, un grupo terrorista apoyado por Irán y aliado con organizaciones como Hezbolá y Hamás, controlan gran parte del oeste de Yemen y han intensificado sus ataques contra el transporte marítimo internacional, amenazando la seguridad en una de las rutas comerciales más importantes del mundo.
La operación, bautizada por Estados Unidos como Operación Rough Rider, incluyó la participación de aviones estadounidenses, como los F-35C Lightning II del portaaviones USS Carl Vinson y bombarderos furtivos B-2 Spirit operando desde la base de Diego García. Según el Pentágono, desde el inicio de la operación se han destruido más de 800 objetivos hutíes, incluyendo instalaciones de producción de armas y centros de mando. La coordinación entre las fuerzas británicas y estadounidenses permitió un ataque preciso que minimizó daños colaterales, según fuentes oficiales.
Los hutíes han justificado sus ataques marítimos como actos de solidaridad con Palestina, alegando que se dirigen exclusivamente a barcos vinculados a Israel. Sin embargo, Healey desmintió estas afirmaciones en el Parlamento, señalando que “los hutíes atacaban petroleros y se apoderaban de barcos mucho antes de que comenzara la guerra en Gaza”. Además, destacó que los ataques han afectado buques de diversas nacionalidades, incluidos algunos asociados con Rusia, lo que demuestra la naturaleza indiscriminada de sus acciones.

Datos clave sobre la operación contra los hutíes
- Objetivo: Fábrica de drones hutíes a 15 millas al sur de Saná, identificada por inteligencia británica y estadounidense.
- Armamento: Bombas guiadas Paveway IV empleadas por los Typhoon FGR4 de la RAF.
- Apoyo logístico: Aviones cisterna Voyager de la RAF proporcionaron reabastecimiento en vuelo a aviones británicos y estadounidenses.
- Base de operaciones: RAF Akrotiri en Chipre, a 3.000 millas de los objetivos en Yemen.
- Contexto: Operación Rough Rider de EE. UU. ha destruido más de 800 objetivos hutíes desde su inicio.
Contexto de los ataques hutíes y respuesta occidental
Los hutíes, que iniciaron su insurgencia en Yemen en 2004, han consolidado su control sobre amplias regiones del país tras una década de conflicto con el gobierno yemení, respaldado por Arabia Saudita. Aunque la guerra civil ha disminuido en intensidad gracias a mediaciones diplomáticas, los hutíes han redirigido sus esfuerzos hacia ataques marítimos en el mar Rojo, una arteria vital para el comercio global. Estos ataques, que incluyen el uso de drones y misiles, han afectado a buques mercantes y han obligado a las armadas occidentales a incrementar su presencia en la región.
La RAF Akrotiri, base británica en Chipre, ha sido un punto estratégico para las operaciones en Oriente Medio desde 2015, cuando el Parlamento británico autorizó ataques aéreos contra el Estado Islámico (ISIS) en Irak y Siria bajo la Operación Shader. Desde entonces, el destacamento de Typhoon FGR4 del Ala Aérea Expedicionaria 903 ha asumido misiones adicionales, como la vigilancia aérea tras la invasión rusa de Ucrania en 2022 y la escolta de aviones de inteligencia RC-135 Rivet Joint sobre el mar Negro. Los recientes ataques contra los hutíes reflejan la versatilidad de esta fuerza, aunque las misiones de largo alcance limitan su disponibilidad para otras tareas.
Estados Unidos, por su parte, ha intensificado sus operaciones con la llegada del grupo de ataque del portaaviones USS Harry S. Truman, que opera junto al USS Carl Vinson. El uso de bombarderos B-2 Spirit desde Diego García marca un cambio táctico, ya que previamente operaban desde bases en territorio continental estadounidense. Estas plataformas han permitido a EE. UU. mantener una presión constante sobre los hutíes, destruyendo infraestructuras clave y reduciendo su capacidad para fabricar armamento.
El Reino Unido planeaba reducir la Operación Shader en 2025, pero la creciente amenaza hutí y las tensiones en la región podrían justificar la permanencia de activos británicos en RAF Akrotiri. La base, administrada directamente por el Reino Unido, simplifica las autorizaciones diplomáticas para operaciones en Yemen, a diferencia de bases en países aliados que requieren aprobaciones adicionales.
Perspectivas de futuras operaciones en la región
La presencia del grupo de ataque del portaaviones británico Prince of Wales en el Mar Mediterráneo, con rumbo al mar Rojo, podría ampliar la participación británica en operaciones contra los hutíes. Los F-35B Lightning II basados en este portaaviones podrían unirse a futuros ataques, replicando la experiencia de 2021, cuando el HMS Queen Elizabeth apoyó la Operación Shader. Sin embargo, operar portaaviones en el mar Rojo conlleva riesgos, como lo demostró un ataque hutí el 28 de abril que obligó al USS Harry S. Truman a realizar maniobras evasivas, y provocó la pérdida de un F/A-18E Super Hornet.
La colaboración entre la RAF y la Armada de EE. UU. ha sido clave para contrarrestar la amenaza hutí, con los aviones cisterna Voyager apoyando tanto a los Typhoons británicos como a los cazas estadounidenses. Esta interoperabilidad fortalece la capacidad de las fuerzas aliadas para realizar operaciones de largo alcance, aunque la distancia entre RAF Akrotiri y Yemen plantea desafíos logísticos.
Los hutíes, respaldados por Irán, han demostrado una capacidad sostenida para producir drones y misiles, lo que sugiere que los ataques aliados seguirán siendo necesarios para degradar su infraestructura. La inteligencia compartida entre Reino Unido y Estados Unidos ha permitido identificar objetivos de alto valor, como la fábrica destruida cerca de Saná, pero la persistencia de los hutíes indica que la campaña podría prolongarse.
La situación en el mar Rojo permanece tensa, con implicaciones para el comercio global y la seguridad regional. La respuesta coordinada de Reino Unido y Estados Unidos refleja un compromiso para proteger las rutas marítimas y contrarrestar las actividades terroristas de los hutíes, mientras se mantiene la presión sobre sus patrocinadores en Teherán.