Drones marítimos ucranianos atacaron y hundieron el martes a la corbeta de misiles Sergei Kotov de la marina rusa.
Según informes, esta corbeta, perteneciente al proyecto 22160, de 94 metros de eslora y 1.700 toneladas de desplazamiento, se habría hundido cerca de Feodosiya, en el sureste de Crimea. De confirmarse, este incidente se sumaría a la serie de contratiempos que ha sufrido la Flota rusa del mar Negro, en un momento en que el conflicto entre Rusia y Ucrania se adentra en su tercer año.
Desde el inicio de las hostilidades en febrero de 2022, las fuerzas ucranianas han conseguido neutralizar cuatro buques de desembarco rusos, un crucero, un submarino, un buque logístico, múltiples patrulleras y embarcaciones menores de desembarco, y ahora, dos corbetas equipadas con lanzamisiles.
Estos sucesos representan una disminución cercana al veinticinco por ciento del poder naval de la Flota del Mar Negro. Los efectivos ucranianos, mediante el uso de cohetes, misiles de crucero y embarcaciones de patrulla, han logrado hundir naves con un total de aproximadamente 17.000 toneladas de desplazamiento, casi igualando las 18.000 toneladas de nuevas unidades navales que Rusia incorporó el año pasado.
Continúan las pérdidas en la Flota del Mar Negro: el desafío de Rusia
Солодкий поцілунок надводного дрону та корабля проекту 22160 класу "Вася Биков"https://t.co/7afzWKQabH pic.twitter.com/CZbYTIksSA
— Inside the Armed Forces of Ukraine (@Inside_the_AFU) September 14, 2023
Los buques del Proyecto 22160 están destinados exclusivamente a la Flota del Mar Negro, con Rusia trabajando en la producción de seis unidades de este tipo, de las cuales cuatro ya están operativas. La marina ucraniana ha centrado sus esfuerzos en neutralizar estos activos durante varios meses.
Se reporta que en septiembre, el Sergei Kotov logró evadir un ataque de un dron marítimo Magura V5 cargado de explosivos. Sin embargo, un mes después, un dron de 5,5 metros impactó de forma tangencial al buque hermano Pavel Derzhavin. Cinco meses más tarde, los drones ucranianos retomaron su objetivo sobre el Sergei Kotov, presumiblemente consiguiendo su hundimiento.
La capacidad de Rusia para recuperarse de estas pérdidas es cuestionable, considerando el declive de su industria naval post-Unión Soviética. La dependencia de motores marítimos importados de Ucrania, ahora inaccesibles, agrava esta situación.
Actualmente, aunque los astilleros rusos tienen capacidad para construir grandes submarinos, enfrentan dificultades significativas para producir buques de superficie de gran tonelaje. Aunque teóricamente Rusia podría reemplazar al Sergei Kotov con una nueva unidad del Proyecto 22160, las restricciones de navegación impuestas por Turquía en el estrecho del Bósforo, vital para el acceso al Mar Negro y controlado por este país miembro de la OTAN, impiden el paso de nuevos buques de guerra en contexto de conflicto, sin distinción entre aliados o adversarios.
Flota del Mar Negro en retirada: Los desafíos rusos se multiplican
Mientras las fuerzas rusas intentan avanzar, aunque de manera gradual y a un coste elevado, hacia el oeste de Avdiivka, un antiguo baluarte de resistencia ucraniana situado al noroeste de la ocupada Donetsk, en el este de Ucrania, la situación a trescientas millas de distancia, en Crimea, pinta un cuadro bastante diferente para Rusia, uno de significativas pérdidas.
La Flota del mar Negro, que recientemente ha visto mermadas sus filas a un ritmo de una unidad por mes, se ha visto obligada a replegar la mayoría de sus buques desde los puertos más expuestos de Crimea, así como de Novorossiysk, en el sur de Rusia.
No obstante, un reducido número de navíos continúa navegando por las aguas del oeste del Mar Negro, ya sea para lanzar misiles de crucero o para abastecer a las fuerzas rusas en el sur de Ucrania. Cada uno de estos buques debe sortear la amenaza constante de misiles y drones ucranianos.
La peligrosidad de estas misiones quedó evidenciada el martes para la tripulación del Sergei Kotov. Con una docena de embarcaciones hundidas hasta la fecha, los operadores de drones ucranianos podrían considerar su labor como una hazaña notable. Sin embargo, aún les restan tres docenas de hundimientos para igualar la cantidad de buques grandes de la Flota rusa del Mar Negro con la de la armada ucraniana, que es de cero.