Después de que Rusia invadiera Ucrania en 2014, circularon argumentos de que Ucrania habría estado más segura frente a la agresión rusa si hubiera tenido armas nucleares. Hoy, este debate vuelve a ser noticia. En un reciente episodio del podcast Press the Button del Ploughshares Fund, la doctora Maria Rost Rublee se unió a la presidenta del Fondo Ploughshares, la doctora Emma Belcher, para debatir los supuestos en los que se basa este argumento y explicar por qué es una fantasía.
Rublee, profesora asociada de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Monash (Australia), investigó por primera vez esta cuestión en 2015. En su conversación con Belcher, Rublee desglosa las razones técnicas, políticas y estratégicas por las que las armas nucleares no habrían mantenido a Ucrania a salvo de una invasión rusa ni entonces ni ahora.
Al final de la Guerra Fría, Ucrania heredó el tercer arsenal nuclear más grande del mundo. Sin embargo, las armas que quedaban en territorio ucraniano eran de la época soviética, y Moscú tenía el control de las mismas. Como explica Rublee, “todo el mantenimiento de las mismas tenía que ser realizado por científicos soviéticos, así que, esencialmente, [Ucrania] albergaba estas armas, pero no tenía casi ninguna capacidad de mantenerlas o modernizarlas, y mucho menos de tener los códigos para utilizarlas realmente”. Por lo tanto, los que insisten en que mantener estas armas habría hecho que Ucrania estuviera más segura están ignorando la realidad de que Ucrania no tenía la capacidad técnica para mantener o utilizar estas armas en primer lugar.
Esto lleva a Rublee a subrayar que no solo es incorrecto creer que las armas nucleares habrían evitado que Rusia invadiera Ucrania, sino que además es la pregunta equivocada que hay que hacerse. Rublee argumenta que “en lugar de decir, «si Ucrania hubiera mantenido [su] capacidad nuclear, ¿habría invadido Rusia?». La pregunta es, ¿qué habría pasado con Ucrania si hubiera insistido en mantener las armas nucleares soviéticas?”.
Aquí es donde entran las barreras políticas y estratégicas para mantener las armas nucleares. Rublee destaca que Rusia intentaba activamente impedir que Ucrania conservara las armas, en parte debido a las obligaciones de Rusia en virtud del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), pero sobre todo debido a la conexión de Rusia con Crimea. Rublee dice que la posibilidad de que Crimea, “esta ciudad sagrada del cristianismo ruso, pudiera tener armas nucleares [que podrían] utilizarse potencialmente contra Rusia, era simplemente increíble”.
A Estados Unidos tampoco le interesaba que Ucrania se convirtiera en un estado con armas nucleares. Al final de la Guerra Fría, Estados Unidos buscaba avanzar en acuerdos de control de armas como el START I con Rusia. Rublee señala que “uno de los criterios rusos para entrar en este nuevo acuerdo de control de armas era que Ucrania renunciara a las armas soviéticas”. De hecho, como parte del acuerdo del START I, Ucrania también firmó el TNP para confirmar su condición de país no nuclear.
En estas circunstancias, Ucrania también pudo beneficiarse de las inversiones europeas y estadounidenses. Pero, señala Rublee, “si Ucrania se hubiera enfrentado a Estados Unidos y Europa”, no habría recibido más de 30.000 millones de dólares en ayuda exterior durante varios años. Este dinero se necesitaba desesperadamente para hacer frente a necesidades internas como la sanidad, la educación y la pobreza.
Rublee subraya que el coste de intentar desarrollar su propio programa de armas nucleares en lugar de transferir las armas a Rusia habría sido abrumador. Se calcula que se habrían necesitado 60.000 millones de dólares en diez años “para todas las instalaciones… toda la formación que [Ucrania] necesitaría para poder mantener y modernizar tanto las armas nucleares como los vectores”.
Rublee nos pide que imaginemos una Ucrania sin apoyo exterior, aislada de Occidente y enfrentada a las amenazas de Rusia para que renuncie a sus armas nucleares. “¿Cómo habría funcionado esto? No lo habría hecho”.
¿A qué se debe la gran desinformación sobre este tema? Rublee explica que el mito de que las armas nucleares podrían haber mantenido a Ucrania a salvo es “un síntoma de un problema más amplio en el discurso sobre las armas nucleares”. El mayor problema es que “a la gente se le ha vendido esta patraña de que las armas nucleares nos mantienen a salvo”.
“La gente cree que esta idea de MAD, destrucción mutua asegurada, funciona”. La MAD se basa en la teoría de que, si una potencia nuclear utiliza armas nucleares, otra podría utilizarlas en respuesta, lo que daría lugar a una destrucción mutua asegurada. La teoría postula que esto significa que ningún estado con armas nucleares utilizará primero las armas nucleares. Sin embargo, “el hecho es que sabemos que la MAD realmente no funciona”.
Lo que la guerra ruso-ucraniana nos ha mostrado, en cambio, es que el líder de un estado con armas nucleares está dispuesto a amenazar con el uso de armas nucleares. Rublee advierte que “esta no es la forma en que los teóricos de las armas nucleares dicen que debería suceder … este es el mundo real. Estamos fuera del mundo de la teoría, y fuera del mundo de las teorías, las armas nucleares nos hacen menos seguros”.
Rublee concluye que esta respuesta de Rusia “nos dice que el uso nuclear es mucho más probable de lo que cualquiera de nosotros quiere pensar”.
Puede encontrar la entrevista completa con la Dra. Maria Rost Rublee en Press the Button. Su artículo sobre este tema está disponible aquí.
Alexandra B. Hall es la Asociada de Políticas y Asistente Especial del presidente en el Fondo Ploughshares, una fundación de seguridad global.