Las embarcaciones no tripuladas Magura V5 de Ucrania, responsables del hundimiento del patrullero ruso Sergei Kotov al inicio de la semana, presentan dimensiones comparables a las de un Boston Whaler.
Estas naves autónomas, equivalentes en tamaño a una lancha motora, se lanzaron contra un navío de la armada rusa, similar en escala a una corbeta, que operaba a una distancia cercana a la costa de Crimea, en proximidades del extremo sur del estrecho de Kerch y de un puente de crítico valor estratégico que presumiblemente estaba bajo su vigilancia.
Basándose en datos proporcionados por la Dirección de Inteligencia Militar de Ucrania (GUR) y otros entes, el Institute for the Study of War (ISW) de Washington DC divulgó que una formación de Magura V5, manejados a distancia por el equipo especial “Grupo 13” de la GUR, ejecutó este ataque en las primeras horas del 5 de marzo.
Inmediatamente después, el GUR publicó secuencias del asalto ejecutado por los vehículos de superficie no tripulados (USV) unidireccionales. Las grabaciones infrarrojas compartidas revelan claramente el desplazamiento de los Magura V5. Estas no solo documentan los impactos iniciales en ambos flancos del casco del Kotov, sino que también capturan el momento en que uno de los drones penetra a través de una brecha previamente abierta en el casco por otro Magura, cuya carga explosiva se infiere detonó internamente.
Ataque naval no tripulado: Un giro estratégico en la guerra
De acuerdo con el GUR y testimonios rusos en Telegram, el asalto se saldó con siete marineros del Sergei Kotov fallecidos y seis heridos. Se estima que las fuerzas rusas lograron evacuar a otros 52 tripulantes.
El ISW relata que, según fuentes rusas, tras el ataque, se intentó remolcar la embarcación siniestrada hacia puerto. No obstante, el grado de daño fue tal que el buque terminó por hundirse a cinco kilómetros de la costa de cabo Takil, al sureste de Crimea. El GUR calcula que el hundimiento del Sergei Kotov representa una pérdida económica para Rusia de alrededor de 65 millones de dólares.
Este costo es significativamente superior al de los Magura V5, cuyo precio se estima en 250.000 dólares cada uno, según Navy Times. Con un despliegue de cerca de cinco USV contra el Kotov, Ucrania habría invertido cerca de 1,5 millones de dólares en el ataque kamikaze. La disparidad entre el coste y el impacto del ataque es notoria.
Este desbalance se observa también en los 25 navíos rusos que Ucrania afirma haber destruido, y otros 15 que asegura haber dejado inoperativos (tanto en mar como en puerto) desde el inicio del conflicto. Algunos, como el Moskva, buque insignia de la Flota del Mar Negro, han sido objetivos de misiles (misiles antibuque ucranianos R-360 Neptune), mientras que otros, como la corbeta de misiles Ivanovets y el buque de desembarco Caesar Kunikov, han sido reportados como dañados por drones.
Impacto y estrategia de los USV: Cambiando las reglas de la guerra naval
La estructura y capacidades de los Magura V5, con dimensiones y peso (18 pies de largo y hasta 2.200 libras) equiparables a las de una embarcación pequeña, potencian la inquietud en la flota de superficie de la Armada de EE. UU. ante los USV adversarios de bajo costo. La efectividad de estos dispositivos se hace evidente en las grabaciones, a pesar de que embarcaciones similares en la Marina de EE. UU. estén equipadas con sistemas de defensa como los cañones Phalanx CIWS de 20 mm, con capacidad de seguimiento por radar, de los cuales el Kotov carecía.
Las autoridades ucranianas han revelado que el V5, fabricado en Ucrania con componentes internacionales, está diseñado para llevar cargas de hasta 200 kg, aunque informes sugieren que en el ataque reciente, los V5 portaban hasta 320 kg. El compartimento de sensores alojado en la parte superior incluye probablemente sistemas de enlace de control, GPS, y una cámara infrarroja frontal (FLIR), de donde proceden las imágenes.
Con una batería de larga duración de 60 horas y propulsión eléctrica, estos USV pueden operar a distancias de hasta 800 km, superando las 300 millas para alcanzar y posiblemente eludir la detección antes de atacar su objetivo, según indicaciones de Sebastian Roblin en Popular Mechanics.
Otro USV ucraniano, el Sea Baby, puede alcanzar velocidades de hasta 90 km/h (56 mph), sugiriendo que el Magura V5 podría tener capacidades similares, superiores a las de embarcaciones recreativas de tamaño comparable. Su bajo perfil dificulta su detección, incluso para radares modernos.
Versatilidad del despliegue: Un reto para la flota rusa
La facilidad con la que se puede transportar el V5, usando vehículos convencionales como todoterrenos, camionetas, e incluso automóviles, subraya el desafío que estos drones representan para la flota rusa en el Mar Negro. Esta capacidad de ser discretamente transportados o camuflados entre otras embarcaciones pequeñas en áreas costeras amplifica su amenaza potencial.
Además, el Magura V5 ejemplifica un nuevo paradigma de amenaza ad hoc, con financiamiento colectivo. United24, una organización de crowdfunding del gobierno ucraniano, ha sido instrumental en asegurar fondos para estos proyectos, recaudando más de 620 millones de dólares de contribuyentes globales para apoyar diversas iniciativas militares ucranianas.
Esta innovadora estrategia naval, que permite a las fuerzas ucranianas tener un impacto significativo en el Mar Negro contra la armada enemiga utilizando USV, refleja una adaptación y evolución notable en la guerra moderna. La posibilidad de remolcar estos dispositivos hasta la misma orilla para su lanzamiento demuestra la flexibilidad y el ingenio de Ucrania en su enfoque bélico marítimo.