El X-37B, un avión espacial desarrollado por Boeing, ha despertado la curiosidad de científicos y militares por igual.
¿Será este Vehículo de Pruebas Orbitales una herramienta científica o una posible arma espacial?
El X-37B: un dron espacial con múltiples misiones
Este robot espacial, impulsado al espacio por un vehículo lanzador y capaz de aterrizar como un vehículo espacial, ha alcanzado recientemente un total de 908 días en órbita en una misión de 2020 a 2022.
Iniciado como un proyecto de la NASA, el X-37B ha sido principalmente una misión científica exploratoria para estudiar los detalles y limitaciones del vuelo espacial.
Sin embargo, a medida que la tecnología maduraba, el Pentágono se involucraba más en su desarrollo, y ahora funciona como un dron espacial capaz de llevar a cabo tareas de vigilancia, recopilar datos desde más allá de la atmósfera terrestre y, potencialmente, adaptarse a una plataforma militar armada.
Los investigadores han utilizado el X-37 para realizar experimentos con energía solar y tecnologías espaciales “reutilizables” capaces de llevar a cabo una gama de misiones más amplia que la de un interceptor de misiles de algún tipo.
Las aplicaciones militares del X-37B
Las posibilidades de este tipo de progreso parecen ilimitadas en lo que respecta a su uso militar, dados los rápidos avances en autonomía, recopilación y análisis de datos con inteligencia artificial (IA) y redes multidominio.
Las naves espaciales no tripuladas se conectarían en red con los satélites como un “nodo” móvil más allá de la atmósfera terrestre en un sistema “mallado” para realizar tareas de vigilancia, defensa contra misiles ICBM e hipersónicos, e incluso lanzar ataques ofensivos si los dirige un humano.
Por razones de seguridad, es probable que no se disponga de datos concretos sobre las misiones de prueba y las capacidades militares del X-37B. Sin embargo, a la vista de la duración de su último vuelo, es inevitable preguntarse por su potencial letal y su capacidad para realizar misiones militares.
El X-37B y la defensa de los activos satelitales
Un X-37B evolucionado podría, por ejemplo, defender potencialmente los activos satelitales de armas ASAT o antisatélite enemigas. Además, si se lleva a cabo de forma ética y coherente con la doctrina del Pentágono sobre el uso de la fuerza letal, el X-37B podría destruir satélites u objetivos enemigos desde lugares de ataque fuera de la atmósfera terrestre.
Esta perspectiva puede parecer alarmante, y Estados Unidos se ha mostrado reacio a militarizar el espacio, considerándolo en cambio un santuario multinacional.
La militarización del espacio por parte de otros países
Sin embargo, los esfuerzos rusos y chinos por militarizar el espacio sitúan a EE. UU. en una situación de déficit significativo, lo que crea la necesidad de que el Pentágono cierre la brecha, construya una Fuerza Espacial estadounidense y se prepare para defender a EE. UU. desde el espacio si fuera necesario en el futuro.
Estos avances tecnológicos plantean preguntas sobre cómo se llevarán a cabo las futuras misiones militares en el espacio y cómo se establecerán normas internacionales para evitar conflictos en el ámbito espacial.
Un futuro incierto para el X-37B
En resumen, el X-37B, una nave espacial desarrollada inicialmente con fines científicos, ha demostrado su capacidad para adaptarse a misiones militares.
Aunque su potencial letal y uso en el campo de batalla aún son objeto de especulación, su evolución y éxito en órbita plantean importantes preguntas sobre el futuro de la militarización del espacio y la necesidad de establecer reglas y normas internacionales para evitar conflictos en este nuevo terreno.