En un reciente encuentro con los Estados miembros en Ginebra, el jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini, defendió la importancia de la entidad frente a los crecientes llamamientos internacionales para su desmantelamiento, argumentando que tales acciones menoscabarían gravemente la respuesta global a la crisis humanitaria en Gaza.
“He hablado con los Estados miembros sobre todos estos llamamientos al desmantelamiento de la UNRWA. He advertido sobre el impacto, he dicho que estos llamamientos son cortos de miras”, expresó Lazzarini tras la reunión.
Esta declaración surge en un momento crítico para la UNRWA, después de que se suspendiera la financiación por parte de sus principales donantes a raíz de la participación de 12 de sus empleados palestinos participaron en la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre, además de señalamientos sobre vínculos de cientos de sus trabajadores con grupos terroristas.
Estas acusaciones se suman a una serie de reclamaciones por parte de Israel contra la agencia, incluyendo la permisividad hacia la enseñanza de incitación antiisraelí en sus escuelas y la colaboración de parte de su personal con Hamás, algo que la UNRWA niega rotundamente.
La controversia no es nueva, ya que antes de estas graves acusaciones, autoridades israelíes ya abogaban por la desfinanciación de la UNRWA, criticando su política de otorgar el estatus de refugiado no solo a la primera generación, sino también a sus descendientes, argumentando que esto perpetúa el conflicto y una cultura de dependencia entre los palestinos.
A pesar de que la administración Trump suspendió la financiación en 2018, la administración de Joe Biden la restableció.
Recientemente, Israel anunció el descubrimiento de un centro de datos subterráneo de Hamás ubicado directamente debajo de la sede central de la UNRWA en Gaza. Según informes, este centro contaba con instalaciones avanzadas, incluyendo una sala eléctrica y alojamiento para personal de TI, con conexiones eléctricas que vinculan directamente con la infraestructura de la UNRWA. Ante estos hallazgos, la agencia afirmó no tener conocimiento previo de estas instalaciones.
Lazzarini resaltó el papel único de la UNRWA en proporcionar servicios esenciales similares a los de un gobierno, como la educación a cientos de miles de niños, resaltando que su cierre no solo afectaría la crisis humanitaria actual, sino que también comprometería las posibilidades de una transición exitosa postguerra.
Además, hizo un llamado a realizar una investigación independiente sobre las acusaciones relacionadas con los túneles y la destrucción de instalaciones de Naciones Unidas una vez finalizada la guerra entre Israel y Hamás.
Finalmente, Lazzarini sugirió que el momento actual podría ser crucial para buscar una solución política duradera en la región, advirtiendo sobre las consecuencias de eliminar la UNRWA justo antes de esta oportunidad.
“Quizá después de este cataclismo que ha asolado la región de Gaza, sea el momento de encontrar realmente una solución política, y sería un desastre que, justo antes de ello, nos deshiciéramos de… La UNRWA”, concluyó durante una conferencia de prensa.