Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abandonó la Casa Blanca el domingo para asistir a la reunión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York el martes, expresó sus dudas de que se celebrara una reunión con el presidente iraní Hassan Rouhani en el evento. Ni él ni Rouhani estaban “listos todavía”, dijo, pero añadió que es una “persona flexible” y que “nada está completamente fuera de la mesa”.
Mientras que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y Trump habían expresado su interés en reunirse al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas para discutir un posible pacto de defensa, el primer ministro israelí suspendió su asistencia prevista tras los resultados de las elecciones generales de la semana pasada.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo en una rueda de prensa con el secretario de Hacienda de Estados Unidos, Steven Mnuchin, a principios de este mes que Trump “está dispuesto a reunirse con [Rouhani] sin condiciones previas”.
Rouhani, que niega que Irán esté buscando armas nucleares, ha expresado su interés en hablar con Estados Unidos solo después de que se levanten las sanciones.
Los comentarios de Pompeo y Trump se dan en el contexto de la campaña de “presión máxima” de la administración Trump para socavar los esfuerzos nucleares iraníes por medios diplomáticos, incluyendo sanciones y la retirada del Plan de Acción Integral Conjunto de 2015, también conocido como el acuerdo nuclear de Irán.
La reunión, si ocurre, sería la primera de Trump con Rouhani.
Se espera que Trump se reúna con varios líderes mundiales el lunes, entre ellos el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sissi. Su reunión tendrá lugar después de 48 horas de protestas en Egipto contra el régimen de Sissi.