El Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDHNU) celebró el martes una sesión especial sobre Afganistán y, sorprendentemente, no condenó a los talibanes, ni documentó sus abusos, ni creó una comisión de investigación.
El proyecto de resolución del CDHNU, al parecer redactado por Pakistán, no menciona a los talibanes por su nombre.
La resolución expresaba “una profunda preocupación por el desplazamiento en Afganistán que ha provocado que muchos civiles afganos y personas de otras nacionalidades se refugien en países vecinos y otros”, reafirmaba “la importancia de combatir el terrorismo respetando plenamente los derechos humanos en Afganistán” y reiteraba el “compromiso inquebrantable de la ONU con los derechos de las mujeres y las niñas”, pero no responsabilizaba a los talibanes de las ofensas contra ninguno de esos principios.
La resolución del CDHNU declaraba que “la paz sostenible solo puede lograrse mediante un proceso político global e inclusivo dirigido por los afganos y con la participación plena y significativa de todos los afganos, incluidas las personas pertenecientes a comunidades étnicas y religiosas y las mujeres”, pero no reconocía que los talibanes acababan de conquistar todo el país por la fuerza militar y deponer al gobierno legítimo reconocido por la ONU.
La resolución concluía pidiendo a “todas las partes” que “respeten sus obligaciones en virtud del derecho internacional, incluidas las normas internacionales de derechos humanos y el derecho internacional humanitario”, incluido el “derecho a la libertad de circulación y a la libertad de salir del país”. Los talibanes prohibieron a los ciudadanos afganos entrar en el aeropuerto internacional de Kabul unas horas después de que se redactara la resolución del CDHNU.
Los activistas de derechos humanos se mostraron atónitos y horrorizados por el resultado de la sesión del CDHNU. Amnistía Internacional (AI) lo calificó de “vergonzoso” y tachó de “débil” la resolución elaborada en la sesión.
“La sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU no ha dado una respuesta creíble a la creciente crisis de derechos humanos en Afganistán. Los Estados miembros han hecho caso omiso de los llamamientos claros y constantes de la sociedad civil y de los actores de la ONU para que se establezca un mecanismo de supervisión sólido”, ha declarado la secretaria general de AI, Agnes Callamard.
Callmard señaló la documentación propia de AI sobre una masacre étnica talibán en julio como prueba de la brutalidad del régimen islamista.
“Muchas personas en Afganistán corren ya un grave riesgo de sufrir ataques de represalia”, advirtió. “La comunidad internacional no debe traicionarlos, y debe aumentar urgentemente los esfuerzos para garantizar la evacuación segura de quienes deseen salir. Los Estados deben ir ahora más allá de los lamentos y tomar medidas significativas para protegerlos”.
“Los Estados miembros de la ONU deben corregir el fracaso de hoy cuando el Consejo de Derechos Humanos se reúna de nuevo dentro de unas semanas. Se necesita urgentemente un mecanismo de investigación sólido, con el mandato de documentar, recopilar y preservar las pruebas de los crímenes y las violaciones de los derechos humanos que se están produciendo en Afganistán”, exigió Callamard.
El director ejecutivo de U.N. Watch, Hillel Neuer, calificó la resolución del martes como “una de las más diluidas” de la historia del CDH.
“En el contexto de las sesiones especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, esta resolución es una barbaridad”, dijo, contrastándola con las resoluciones mucho más detalladas y acusadoras como la que el CDHNU emitió en sesión especial sobre Siria en octubre de 2016.
“Mejor no haber tenido ninguna sesión de la ONU que esta flagrante negligencia del deber y la luz verde de la impunidad para los talibanes”, dijo Neuer.
La débil declaración del CDH es aún más notable porque la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo el martes que ha recibido informes creíbles de “ejecuciones sumarias” por parte de los talibanes, tanto contra soldados afganos capturados como contra civiles.
Bachelet también citó informes sobre el reclutamiento de niños soldados por parte de los talibanes, el uso de la violencia para aplastar manifestaciones pacíficas y el hecho de impedir que las mujeres trabajen o vayan a la escuela.
“Una línea roja fundamental será el trato de los talibanes a las mujeres y las niñas, y el respeto de sus derechos a la libertad, la libertad de movimiento, la educación, la autoexpresión y el empleo, guiados por las normas internacionales de derechos humanos”, dijo.
“Insto a este Consejo a que tome medidas audaces y enérgicas, acordes con la gravedad de esta crisis, estableciendo un mecanismo específico para supervisar de cerca la evolución de la situación de los derechos humanos en Afganistán”, declaró Bachelet ante el Consejo de Derechos Humanos, pidiendo la comisión de investigación que el CDH decidió no establecer.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se mostró optimista sobre la posibilidad de trabajar con los talibanes la semana pasada, alabando a los talibanes porque supuestamente “han expresado su apoyo” a permitir que las niñas vayan a la escuela. Es posible, dada la preocupación de la ONU por la situación humanitaria en Afganistán, que sus agencias hayan priorizado el mantenimiento del acceso para entregar alimentos y ayuda médica, por lo que están evitando acciones o declaraciones que puedan alienar a los conquistadores talibanes.