Nuestra salud física afecta directamente a nuestra salud mental. Todo lo que introducimos en nuestro cuerpo o lo que hacemos después afecta a nuestra mentalidad, así como a varios aspectos de nuestra salud.
Cody Isabel, un TikToker con una licenciatura en neurociencia, reveló las 5 cosas principales que no haría para mantenerse sano, tanto mental como físicamente.
1. Dormir bien
“Menos horas de sueño es igual a menos horas de vida”, explicó Isabel en el vídeo, que desde entonces se ha hecho viral en la plataforma de redes sociales. Según dijo, el sueño disminuye la inflamación en el cerebro causada por la vida diaria o los traumas.
De hecho, la División de Medicina del Sueño de la Escuela de Medicina de Harvard explica que “la falta de sueño adecuado a lo largo del tiempo se ha asociado con un acortamiento de la vida”.
“Numerosos estudios han descubierto que el sueño insuficiente aumenta el riesgo de que una persona desarrolle afecciones médicas graves, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares”, afirma su página web GetSleep.
La Escuela de Medicina de Harvard confirma además la afirmación de que el sueño reduce la inflamación, o mejor dicho, que la falta de sueño está asociada a la inflamación en el cerebro.
“La falta de sueño se asocia con marcadores de inflamación, como el aumento de las moléculas inflamatorias -incluyendo las citoquinas, la interleucina-6, la proteína C reactiva (un marcador de inflamación que se eleva en las personas con riesgo de padecer enfermedades cardíacas y diabetes), y otros”, explican en un artículo sobre la falta de sueño publicado en enero.
2. Meditar metódicamente
Sí, esto no es un “no hacer” sino un “no hacer”, pero pasando por alto la doble negación, el mensaje es el mismo: la meditación es extremadamente importante.
“La meditación es una de las formas más sencillas de calmar la mente, disminuir la ansiedad, reducir la depresión y bajar la inflamación del cerebro”, dice Isabel. Recomienda al menos 10 minutos de meditación como parte de la rutina diaria.
Aunque la conexión directa entre la meditación y la inflamación del cerebro aún no se ha atado del todo, varios estudios han vinculado la meditación de atención plena con la disminución de la inflamación sistémica y las enfermedades inflamatorias.
Un estudio realizado en 2016 por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon descubrió que la meditación regular puede impactar en circuitos cerebrales medibles que producen beneficios para la salud inflamatoria. El estudio afirma proporcionar la primera evidencia de que “el entrenamiento de meditación de atención plena acopla funcionalmente la DMN con una región conocida por su importancia en el control ejecutivo descendente en reposo (dlPFC izquierdo), que, a su vez, se asocia con mejoras en un marcador de riesgo de enfermedades inflamatorias”.
3. Abstenerse del alcohol
El siguiente punto de la lista de Isabel es evitar los atracones de alcohol. “El alcohol inflama tu cerebro directamente y te deprime”, afirma. “Es así de sencillo”.
El alcohol ha demostrado, literalmente, en cientos de estudios a lo largo de años y años, que es poco saludable y perjudicial para el organismo, especialmente en grandes cantidades.
En lo que respecta específicamente a la salud mental, la Fundación de Salud Mental del Reino Unido afirma que “el alcohol es un depresor, lo que significa que puede alterar el equilibrio de los neurotransmisores (mensajeros químicos) en el cerebro y afectar a los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento”.
Y sobre el tema de la inflamación cerebral, un estudio realizado en 2011 por la Universidad de Illinois encontró que “la ingesta crónica de alcohol conduce a la inflamación sistémica y neuroinflamación mediante la activación de TLR4”.
4. ¿Acaso levantas peso?
¡Otro doble negativo!
“Nunca estaría tan ocupada como para no poder hacer ejercicio o no poder entrenar”, dice Isabel. “Libera BDNF, que disminuye la inflamación del cerebro y aumenta la neuroplasticidad”.
El BDNF, o factor neurotrófico derivado del cerebro, es una proteína que ayuda a la supervivencia de las neuronas existentes en el cerebro y se ha demostrado que es crucial para la memoria a largo plazo.
Según un estudio de 2014 de la Universidad de Boston, “el análisis del tamaño del efecto apoya el papel del ejercicio como estrategia para aumentar la actividad del BDNF en los seres humanos, pero indica que la magnitud de estos efectos puede ser menor en las mujeres en relación con los hombres”.
En otro estudio de 2015, los investigadores del Gayatri Vidya Parishad College of Engineering encontraron que “la disminución de los niveles de BDNF se asocia con enfermedades neurodegenerativas con pérdida neuronal, como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Huntington”.
5. La indecisión influyente
“Nuestro cerebro está hecho para decidir cosas y actuar cosas y aprendemos a través del fracaso, así que actuar, evaluar, ajustar es como aprendemos”, dice Isabel.
Esto parece ser más una recomendación de comportamiento que una regla dura basada en recomendaciones de salud. Mientras que algunos estudios afirman que aprender del fracaso es el mejor método de crecimiento, otros afirman lo contrario.
En un estudio realizado por la Universidad de Chicago, los investigadores afirmaron: “Nuestra sociedad celebra el fracaso como un momento de enseñanza. Sin embargo, en cinco estudios… el fracaso hizo lo contrario: Socavó el aprendizaje”. ¿Por qué el fracaso socava el aprendizaje? “El fracaso es una amenaza para el ego, lo que hace que la gente se desconecte. Los participantes aprendieron menos del fracaso personal que del éxito personal, pero aprendieron tanto del fracaso de otras personas como del éxito de otras. Por lo tanto, cuando las preocupaciones del ego se silencian, la gente sintoniza y aprende del fracaso”.
La doctora Ayelet Fishbach, coautora israelí del estudio, dijo que “con más experimentos, lo que pudimos ver es que realmente es una cuestión de autoestima. No se siente bien fracasar, así que la gente se desconecta”.