El lunes se registraron en Israel unos 700 nuevos casos de Covid-19, según una actualización del martes del Ministerio de Salud, mientras se esperaba que el gabinete del coronavirus se reuniera a lo largo del día para debatir las próximas medidas del país contra el brote, incluida la estrategia para dejar entrar a los turistas.
Aunque el número de nuevos portadores del virus marca el récord desde marzo, la morbilidad grave -que el gobierno considera el parámetro más crucial a vigilar- siguió siendo limitada.
Unos 45 pacientes se encontraban en estado grave en la mañana del martes, dos menos que 24 horas antes. En abril, con un número similar de casos activos -alrededor de 4.600- hubo unos 270 pacientes de este tipo.
Como anticipó el lunes el director general del Ministerio de Salud, el profesor Nachman Ash, en una rueda de prensa, el ministerio actualizó los datos relativos al número de pruebas realizadas diariamente en el último mes, después de que se descubriera que un número importante de PCR negativas realizadas en el aeropuerto Ben-Gurion se habían contabilizado dos veces.
Mientras que los datos anteriores mostraban que en los últimos días de la semana el número de pruebas realizadas era a menudo superior a 70.000, tras la corrección, la cifra se sitúa en torno a 50.000-55.000. En consecuencia, también la tasa de pruebas que dan un resultado positivo aumentó del 0,6-0,8% al 1-1,3%.
El primer ministro, Naftali Bennett, y el ministro de Salud, Nitzan Horowitz, se reunirán a primera hora de la tarde con funcionarios de sanidad para preparar el gabinete.
Entre otras cosas, el gabinete tiene previsto debatir posibles medidas para contener el actual brote, incluida una versión abreviada del pase verde.
Hasta hace unas semanas, el pase verde se concedía a las personas totalmente vacunadas y recuperadas o a los niños demasiado jóvenes para ser vacunados que se habían sometido a una prueba de PCR en las 72 horas anteriores, lo que les permitía acceder a determinados lugares y actividades.