Una nueva investigación pone de manifiesto que una persona con el tipo de sangre A podría tener más probabilidades de sufrir un ictus de aparición temprana, mientras que una persona con el tipo de sangre O tiene menos probabilidades de sufrirlo.
El estudio, publicado el miércoles en la revista Neurology, analizó 48 estudios en los que participaron casi 17.000 personas que habían sufrido un ictus y más de 570.000 personas que no habían sufrido ningún ictus en el pasado.
“Nuestro meta-análisis analizó los perfiles genéticos de las personas y encontró asociaciones entre el tipo de sangre y el riesgo de sufrir un ictus de aparición temprana. La asociación del grupo sanguíneo con el ictus de aparición tardía fue mucho más débil que la que encontramos con el ictus temprano”, dijo el co-investigador principal del estudio, Braxton Mitchell.
¿Qué tipos de sangre son más propensos a sufrir ictus?
Mitchell y su equipo de investigación, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, examinaron la posible correlación entre el grupo sanguíneo y el riesgo de ictus isquémico, el tipo más común de ictus. Observando los cuatro grupos sanguíneos principales, el estudio incluía los tipos de sangre A, AB, B y O, descubrieron que las personas con el tipo de sangre A tenían el mayor riesgo de sufrir un ictus de aparición temprana, que se produce antes de los 60 años.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores dividieron a los participantes por grupo sanguíneo y lo compararon con el estado del ictus: ictus temprano, ictus tardío y sin ictus. Descubrieron que las personas con ictus tempranos tenían más probabilidades de tener el tipo sanguíneo A y menos el tipo O en comparación con las personas que habían sufrido un ictus a una edad más avanzada o las que no tenían antecedentes de ictus.
Además, el equipo observó que las personas con ictus tempranos y tardíos tenían más probabilidades de tener el tipo B en comparación con un grupo de control.
En 2020, casi 3,5 millones de personas en todo el mundo murieron por un ictus isquémico, según la Asociación Americana del Corazón.
El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, Mark Gladwin, señaló la urgencia de continuar la investigación. “Este estudio plantea una cuestión importante que requiere una investigación más profunda sobre cómo nuestro tipo de sangre genéticamente predeterminado puede desempeñar un papel en el riesgo de ictus temprano”, dijo.