Yaala David, hermana del rehén liberado Evyatar David, ofreció una declaración en el Centro Médico Rabin, anunciando que sería “por última vez”. Inició sus palabras transmitiendo un mensaje de su hermano, quien envió su amor y agradecimiento, expresando además que no puede esperar para volver “a todo”.
Recordó que, desde el momento en que su hermano fue secuestrado, su familia se transformó por completo y que también Israel se convirtió en una nación diferente. “Se convirtió en nuestra vida. Nos ocupamos de eso las 24 horas del día, los 7 días de la semana”, dijo David, quien, junto con su otro hermano, Ilay David, asumió el papel de portavoz público de la familia.
Relató que un video de propaganda difundido por Hamás, en el que Evyatar aparecía con un aspecto esquelético y cavando su propia tumba, aumentó profundamente su angustia. “Contamos cada minuto y corrimos en círculos”, recordó. “No creíamos que saldríamos de eso”.

Hoy, afirmó, todavía le resulta difícil asimilar que su hermano esté de regreso y que puedan decir que son felices. Contó que lo observa en reuniones con amigos o durante la cena del viernes por la noche y debe recordarse a sí misma que él realmente está allí, que realmente volvió a casa. “La felicidad se lo traga todo, pero sé que la euforia desaparecerá y pelearemos por quién se queda con el auto de mamá y a quién le toca vaciar el lavavajillas”, agregó con serenidad.
En su declaración, expresó su gratitud a los soldados, reservistas y a sus familias por los sacrificios realizados, así como a quienes pagaron el precio más alto al perder a sus seres queridos. Agradeció también al primer ministro Benjamin Netanyahu, a los líderes internacionales y concluyó con un compromiso firme: luchar por la liberación de cada uno de los rehenes que aún permanecen cautivos, “por sus almas, por sus familias, por el futuro de este país”.
Posteriormente, tomó la palabra Ilay David, el hermano mayor, quien habló en inglés y destacó que, después de 738 días de espera por Evyatar, su familia ya no es la misma.
“Nada de esto habría sido posible sin el liderazgo”, afirmó, expresando la más profunda gratitud de la familia al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su enviado Steve Witkoff y a sus equipos, así como al gobierno de Israel y al equipo negociador de rehenes. “La fuerza, la resistencia y el corazón hicieron posibles los milagros”, concluyó Ilay David. “Tu determinación y fe trajeron a mi hermano a casa”.
