Irán se está atrincherando lentamente en la región siria del Golán, en la frontera con Israel, declaró el domingo un importante analista israelí.
La zona de conflicto se encuentra en el sur de Siria, donde algunos grupos rebeldes siguen resistiendo después de 10 años de guerra civil en los que el régimen del dictador Bashar Assad ha recuperado la mayor parte del país.
En el Golán sirio y en la región del Hauran, compuesta por el sur de Siria y el norte de Jordania, el ejército sirio, junto con Hezbolá y las milicias respaldadas por Irán -apoyadas por la política rusa- están asediando la ciudad de Daraa, uno de los últimos reductos de la rebelión.
El veterano analista Ehud Yaari escribe en el sitio web israelí N12 que es solo cuestión de tiempo que Daraa caiga, y el resto de lo que queda de la rebelión en la zona le seguirá probablemente.
El rey Abdullah de Jordania está intentando un delicado acto de equilibrio, argumenta Yaari, señalando que el rey ha expresado su voluntad de renovar los lazos con Assad y ayudar a hacer lo mismo con el resto del mundo árabe, pero no quiere una presencia Hezbolá-Irán en su frontera.
Sobre todo porque las divisiones del ejército regular sirio en la región están ahora esencialmente controladas por Irán y Hezbolá, de lo que Abdullah es muy consciente.
Israel, dice Yaari, se enfrenta a una situación difícil: no quiere una guerra con el ejército sirio, ni molestar a Rusia, ni arriesgar con los diversos grupos rebeldes de la región.
Así, el escenario más probable, postula, es que Israel se adapte a la situación actual a menos que se desplieguen misiles en la zona.
La desventaja de esto es que significa que Irán habrá extendido con éxito su línea de frente de Hezbolá en Líbano hasta la frontera siria de Israel. No hay indicios de que ni Rusia ni el propio Assad estén dispuestos a impedirlo, lo que significa el establecimiento de una zona controlada por Irán que se extiende desde la frontera jordana hasta el mar Mediterráneo.