Aunque la cantidad de medusas a lo largo de la costa de Israel es excesiva esta temporada, no significa necesariamente que sea la norma para las temporadas venideras.
El profesor Dror Angel, del Departamento de Civilizaciones Marítimas de la Universidad de Haifa, dijo que los grupos inusualmente grandes de medusas que se encuentran a lo largo de la frontera norte de Israel, aunque son problemáticos, no son ni deben ser una causa urgente de preocupación.
¿Por qué no?
El profesor Angel explica que, dado que las floraciones de medusas son una masa transitoria que vive tanto por encima como por debajo de la superficie del océano, contar la cantidad de medusas es extremadamente difícil y casi imposible de hacer. Sin embargo, es la intensidad de esta floración en particular lo que es cuantitativamente inusual.
Aunque la migración anual de las medusas es habitual en la costa de Israel, la floración anormal de este año es posiblemente el resultado del cambio climático y del invierno tan largo y frío que tuvo Israel el año pasado.
“El pasado invierno ha sido muy lluvioso y frío en ocasiones. Esto puede haber afectado a la intensidad de las floraciones y a su ciclo vital”, explicó el profesor Angel. “Sabemos con certeza que si llueve mucho, muchos nutrientes son arrastrados al mar. Así que hay más algas, plancton y más alimento para las medusas”.
Asimismo, la oleada de medusas de este año ha suscitado la preocupación de cómo puede ser la nueva norma de la temporada de medusas.
Dicho esto, el Prof. Angel se apresuró a recordar al público las temporadas de medusas pasadas de Israel; las últimas grandes floraciones surgieron en 2015 y de nuevo en 2017. Además, el profesor Angel explica que se espera otro invierno inusualmente frío y largo en 2023, lo que significa que habrá otra oleada de medusas ese verano siguiente.
“La biología no es una ciencia exacta. Puede haber algo que aparezca en el ecosistema y se coma a las medusas, lo que provocará una pequeña floración el año que viene”, explica, y añade: “Lo que es importante destacar es que, aunque las medusas son un fenómeno natural, los seres humanos pueden estar agravando la situación. La contaminación tiende a ser igual a más medusas”.
La presencia de medusas, que potencialmente se adentrarán en las aguas sirias y turcas, supone mucho más que una irritación para los bañistas de la costa norte de Israel.
¿Qué pasa con el medio ambiente?
Desde el punto de vista medioambiental, el aumento de la población de medusas tendrá un efecto potencialmente perjudicial en la red alimentaria, ya que el aumento de medusas significa una mayor competencia por el alimento. La pesca y las plantas desalinizadoras se verán especialmente afectadas, ya que los peces de los que dependen para su negocio morirán de hambre.
Mientras tanto, los investigadores están estudiando los patrones de movimiento y comportamiento de las medusas, concretamente la formación de floraciones. El profesor Angel conjetura que sus enjambres son el resultado de una tendencia a agruparse mediante la comunicación de clases con fines defensivos y reproductivos.