El ministro de Defensa, Avigdor Liberman, anunció el jueves que se presentará al gabinete este año un nuevo plan plurianual para proteger a Israel de los terremotos. El anuncio se produjo después de que Israel registró su quinto movimiento telúrico en dos días.
No se informó que ninguno haya causado heridos o daños.
“El año pasado, llevamos a cabo el mayor ejercicio de terremoto en años”, dijo el ministro
en un comunicado.
“Aprendimos muchas lecciones, una de las cuales fue la necesidad de un plan de defensa nacional para varios años, especialmente para el norte. Este mes, lo presentaremos al gabinete, y estoy seguro de que obtendremos luz verde y presupuesto para comenzar”.
El primer sismo esta semana, que tuvo lugar la madrugada del miércoles en la zona norte de Galilea, registró 4.3 en la escala de Richter. Se sintió en la región de Haifa y en el norte de Israel.
El jueves trajo un temblor más débil que los anteriores, marcando entre 3.1 y 3.2 en la escala de Richter. Su epicentro fue cerca de Tiberiades.
Israel está situado a lo largo de la grieta sirio-africana, una grieta en la corteza terrestre que se extiende a lo largo de la frontera que separa Israel y Jordania, y forma parte del Gran Valle del Rift, que se extiende desde el norte de Siria hasta Mozambique.
El norte de Israel y áreas alrededor de Jerusalén y el Mar Muerto, tienen un alto riesgo de un sismo de 5 a 5,9 en la escala de Richter, según la Organización Mundial de la Salud, con las zonas costeras central y meridional y el desierto del Negev en riesgo medio de un seísmo del rango 4 a 4.9.
Los expertos advirtieron que un gran terremoto podría afectar a Israel en un futuro cercano, y el gobierno ha comenzado a financiar proyectos para que los edificios públicos sean reforzados contra los temblores.
Además, un plan nacional para fortalecer edificios antiguos contra terremotos -conocido por el acrónimo hebreo TAMA- relaja las reglas de zonificación y otorga a los desarrolladores derechos para agregar pisos y apartamentos adicionales a edificios existentes para cubrir los costos de fortalecimiento de edificios y agregar habitaciones a prueba de bombas a los apartamentos.
El último gran terremoto que azotó la región fue en 1927, un temblor de magnitud 6,2 que mató a 500 personas e hirió a otras 700.