El número de personas con deficiencias visuales aumentó como consecuencia del estrés experimentado durante la pandemia de COVID-19, según una nueva investigación.
El estudio fue realizado en el Hospital Samson Assuta Ashdod por el Dr. Tal Yahalomi y supervisado por el profesor Joseph Pikkel. Los resultados aún no se han publicado en una revista revisada por pares.
Los investigadores del hospital se centraron en unos 100 pacientes del Departamento de Oftalmología y encontraron una relación entre el brote de COVID-19 y un aumento de la coriorretinopatía serosa central (CRS), una enfermedad en la que se acumula líquido bajo la retina que puede provocar una visión distorsionada. El número de casos de CRS se disparó en un 200% durante el periodo de la COVID-19 y disminuyó en correlación con el descenso de los casos de la COVID-19.
Los estudios realizados en el pasado han encontrado una conexión entre el SRC y el estrés, y los investigadores creen que el estrés añadido experimentado durante la pandemia, causado por las preocupaciones sanitarias y económicas debidas a los prolongados cierres, provocó el aumento de la enfermedad. Los pacientes suelen recuperarse del SRC sin necesidad de tratamiento médico.
Otro nuevo estudio descubrió que el SOC podría haber empeorado en personas que ya padecían ansiedad.
La investigación, realizada en la Escuela de Medicina Mount Sinai de Nueva York y publicada en Nature, descubrió que, en ratones, el estrés agudo puede ser perjudicial para la lucha contra la infección, especialmente contra el COVID-19, y aumenta la probabilidad de morir.