Los médicos del Centro Médico Hadassah del campo de refugiados de Przemysl, en la frontera entre Ucrania y Polonia, operaron a una niña ucraniana a principios de esta semana.
Alexandra, de 10 años, acudió a la clínica aquejada de un fuerte dolor en el pie debido a una uña encarnada que no se había tratado durante dos meses. No podía caminar y llevaba semanas con un dolor extremo y constante.
El Dr. Omer Or, cirujano onco-ortopédico de Przemsyl, explicó que “la madre nos dijo que Alexandra fue examinada varias veces mientras la familia estaba huyendo. Todo el mundo entendía lo mucho que sufría, pero nadie quería asumir la responsabilidad y operar a la niña en las complejas condiciones de los campos de refugiados”.
El dolor se detiene en la frontera
El Dr. Or, que acababa de llegar al campamento y estaba en su primer turno en la clínica, vio que el dolor de Alexandra debía acabar con él.
“Recogí el equipo adecuado que tenemos en la clínica del campamento, gracias a las donaciones que Hadassah recaudó de todo el mundo”, dijo el médico. “Preparé un campo estéril y, no menos importante, expliqué a la niña y a sus padres lo que iba a hacer”.
El equipo médico realizó la intervención con anestesia local, y la pierna fue tratada y vendada. El personal dio instrucciones detalladas a los padres de Alexandra para los cuidados postoperatorios; estaban claramente aliviados, contentos de cambiar el trabajo de recuperación por el dolor y las lágrimas de su hija.
La parte más gratificante
El Dr. Or explicó que la mejor parte para él fue “nada más terminar la operación. Ella y su madre no dejaban de agradecerme el tratamiento que por fin, después de meses, había detenido el fuerte dolor de la pierna”.
Alexandra y su familia expresaron su profunda gratitud al Dr. Or y al personal de la clínica Hadassah.
“Os recordaremos siempre, durante el resto de nuestras vidas”, dijo la familia de Alezandra. “Nos habéis tendido la mano cuando más lo necesitábamos, en el difícil momento en que nuestra hija no podía soportar el terrible dolor. No veíamos ninguna luz al final del túnel”.
“Muchas gracias, Dr. Omer. Su amabilidad seguirá acompañándonos en el camino que nos espera en adelante; es usted una inspiración”.