Un niño de 12 años resultó gravemente herido el sábado cuando un garaje de la ciudad de Hura, en el sur del país, ardió en llamas tras un presunto incendio provocado en una tienda cercana.
El niño fue trasladado al Centro Médico Soroka de la cercana Beersheba con quemaduras de segundo y tercer grado en todas las partes del cuerpo.
Según la policía, varios hombres llegaron a una tienda de telefonía de la localidad, situada en el sur del desierto del Néguev, y le prendieron fuego.
Al parecer, las llamas se extendieron a los edificios cercanos, incluido el garaje; la policía había creído inicialmente que el taller de reparación de automóviles era el objetivo.
La emisora pública Kan dijo que se sospechaba que el incendio provocado formaba parte de una disputa en curso dentro del clan beduino Al-Qian.
Las imágenes que circularon por las redes sociales mostraban una espesa humareda que salía de los edificios.
Las comunidades árabes han experimentado un aumento de la violencia en los últimos años, impulsada principalmente, pero no solo, por la delincuencia organizada. Los árabes israelíes culpan a la policía, que, según ellos, no ha tomado medidas contra las poderosas organizaciones delictivas y ha ignorado en gran medida la violencia, que incluye rencillas familiares, guerras territoriales de la mafia y violencia contra las mujeres.
La comunidad también ha sufrido décadas de abandono.
En un incidente no relacionado, dos niños pequeños murieron en Hura el viernes tras quedarse accidentalmente encerrados en un coche en la ciudad beduina.