A pesar de la lluvia torrencial, cientos de israelíes se concentraron el jueves ante la embajada rusa en Tel Aviv para protestar por la invasión rusa de Ucrania, informa The Times of Israel.
Muchos manifestantes llevaban pancartas, entre ellas “Putin es el nuevo Hitler” y “Stop Putin, stop war”.
Cobijados bajo gigantescas banderas ucranianas y expuestos a la intemperie por igual, los manifestantes gritaban consignas en ruso, ucraniano y hebreo que iban dirigidas a Putin y recordaban las pasadas luchas ucranianas por la independencia.
“Putin es un hijo de puta” y “no a la guerra” se alternaban entre la multitud y los coches que pasaban, mientras los conductores se detenían para tocar el claxon y gritar su apoyo.
“Honor a los héroes, honor a Ucrania”, coreaban mientras los relámpagos surcaban el aire.
La policía dijo que los agentes detuvieron a cuatro personas que supuestamente estaban implicadas en el rociado de grafitis en el muro exterior de la embajada durante la protesta.
“La policía permitirá la libertad de expresión y la libertad de protesta, pero no permitirá violaciones de la ley y del orden público”, dijo el departamento de policía local en un comunicado.
También se celebró una protesta similar ante el consulado ruso en Haifa. Algunos manifestantes escalaron la puerta del edificio y lanzaron tomates contra él, informó el sitio de noticias Walla.
Según el Canal 13 de noticias, muchos de los manifestantes tienen raíces ucranianas e incluso familia en el país.
Junto a sus expresiones de ira por la campaña rusa, los manifestantes también descargaron su decepción por la cautelosa respuesta de Israel.
A primera hora del jueves, el primer ministro Naftali Bennett evitó condenar la invasión rusa de Ucrania -o incluso mencionar a Rusia por su nombre- en sus primeras declaraciones desde que comenzó la incursión.
“El orden mundial, tal y como lo conocemos, está cambiando”, dijo, hablando en una ceremonia de graduación de oficiales de las FDI en el sur de Israel. “El mundo es mucho menos estable, y nuestra región también está cambiando cada día”.
“Son tiempos difíciles y trágicos”, dijo el primer ministro. “Nuestros corazones están con los civiles del este de Ucrania que quedaron atrapados en esta situación”.
Las declaraciones contrastaron con la condena del ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, que horas antes calificó la invasión de “grave violación del orden internacional”, en la más dura y directa condena de Jerusalén a Moscú desde que comenzó la crisis en Europa del Este.