Siete ciudadanos israelíes de origen judío han sido detenidos y acusados de espionaje para Irán. La investigación reveló que, durante dos años, estos individuos habrían ejecutado alrededor de 600 misiones a instancias de la República Islámica.
Los acusados enfrentan cargos graves de seguridad por colaborar con un enemigo en tiempos de conflicto y proporcionar información clasificada.
Entre los detenidos, todos residentes de Haifa y el norte de Israel, se encuentran un soldado desertor y dos menores, de 16 y 17 años, cuya identidad no ha sido revelada. Los fiscales señalan a Azis Nisanov como el líder de esta red de espionaje y a Alexander Sadykov como su segundo al mando, quien coordinaba a los demás agentes.
El tercer acusado, un menor, fungía como principal agente de fotografía, enviando imágenes a sus contactos iraníes, mientras que el cuarto implicado, también menor, se ocupaba de tareas similares, incluyendo la recepción de fondos de un agente iraní.
Otros sospechosos son Vyacheslav Gushchin, Yevgeny Yoffe e Yigal Nissan. Según los fiscales, Nisanov había preparado una historia de encubrimiento en caso de ser descubiertos, presentando a los espías como guías turísticos.
La red recopilaba información sobre sitios estratégicos de Israel, como bases militares y objetivos humanos. Durante sus actividades, realizaron misiones fotográficas en las bases aéreas de Nevatim, Ramat David, Tel Nof y Palmachim, así como en otros complejos militares y puntos sensibles, como el sistema antimisiles Cúpula de Hierro, instalaciones gubernamentales, puertos y una planta de energía en Hadera. Además, tomaron imágenes del globo de observación de las FDI en el cruce de Golani.
Los fiscales detallan que los operadores iraníes proporcionaron información adicional para futuras misiones, apuntando a bases militares y sitios estratégicos, como el comedor de la base de entrenamiento de Golani, la cual fue atacada con drones recientemente, y una instalación de la empresa de defensa Rafael. Incluso, los sospechosos fueron enviados a fotografiar la base de Nevatim tras un ataque iraní con misiles y drones.
Nisanov, líder de la red, también fue instruido para investigar a un experto en ingeniería de gas de la Universidad de Haifa, buscando detalles de su automóvil, familiares y horarios, tras una conferencia sobre Irán.
Por cada misión, los sospechosos recibieron pagos y reembolsos que variaban entre $500 y $1,200, acumulando un total de $300,000, los cuales se distribuyeron entre los miembros de la red de espionaje.