El periodista estadounidense Evan Geshkovich, colaborador del Wall Street Journal, ha sido detenido en Rusia bajo acusaciones de espionaje para el gobierno de Washington.
Tensión en la relación entre Rusia y Estados Unidos
El FSB, el servicio de seguridad ruso, ha informado sobre la detención y ha señalado que esta acción podría agravar la tensión entre ambos países, ya deteriorada tras la intervención militar rusa en Ucrania el año pasado.
Según el FSB, Geshkovich fue arrestado en Ekaterimburgo, una ciudad ubicada a 1.800 kilómetros al este de Moscú, mientras intentaba obtener información clasificada sobre una empresa perteneciente al complejo militar-industrial ruso. El periodista, de 31 años, contaba con acreditación de prensa expedida por el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
Medios de comunicación y críticos, bajo la lupa del Kremlin
La detención de Geshkovich evidencia la creciente represión contra los medios de comunicación y críticos en Rusia. Tatiana Stanovaya, analista política rusa, ha expresado en redes sociales su preocupación por cómo el FSB interpreta el espionaje, lo que podría llevar a cualquier persona interesada en asuntos militares a enfrentar hasta 20 años de prisión.
En los últimos años, varias personas de nacionalidad estadounidense han sido arrestadas en Rusia, y tanto Washington como Moscú se han acusado mutuamente de realizar detenciones por motivos políticos. Entre los casos más notorios se encuentra el de Paul Whelan, exmarine estadounidense condenado a 16 años de prisión en Rusia por cargos de espionaje.
Intercambio de prisioneros y restricciones a periodistas occidentales
A pesar de la tensión entre ambos países, en el último año se han llevado a cabo intercambios de prisioneros de alto nivel. En diciembre, la deportista estadounidense Brittney Griner fue liberada por Moscú a cambio del traficante de armas ruso Viktor Bout.
Los periodistas occidentales en Rusia también enfrentan restricciones cada vez mayores, con denuncias de seguimientos, especialmente cuando se encuentran fuera de las principales ciudades como Moscú y San Petersburgo. Además, los ciudadanos rusos muestran temor al hablar con medios extranjeros debido a las leyes de censura adoptadas tras la ofensiva en Ucrania.