Reporteros sin Fronteras, también conocida como RSF, afirma que un corrector que trabaja para Radio Francia en el centro de Ucrania fue secuestrado y retenido en un bosque y en un frío sótano por tropas rusas durante nueve días, en los que fue torturado.
El fixer, al que se le da el alias de “Nikita”, ha trabajado para varios medios de comunicación franceses en Ucrania, prestando servicios de traducción y ayudando a los reporteros extranjeros que se introducen en el país para conseguir reportajes.
Según el relato, corroborado por RSF a través de un reportaje, el agente fue detenido después de que su coche fuera alcanzado por una ametralladora. A lo largo de unos nueve días, los soldados le golpearon repetidamente con las culatas de los rifles y le cortaron con un cuchillo, le ataron a los árboles, le metieron en un sótano lleno de agua, le dieron descargas eléctricas y le interrogaron como espía, y le obligaron a firmar una confesión.
“Un soldado le subió el pantalón derecho a Nikita hasta la rodilla y otro le dio descargas eléctricas. Con la cara pegada al suelo, Nikita no pudo ver qué instrumento se utilizó para administrar las descargas eléctricas, pero contó tres o cuatro descargas, cada una de las cuales duró entre cinco y diez segundos. El dolor era tal que cada segundo parecía una eternidad”, dice el relato.
Finalmente fue llevado al bosque y liberado. Un soldado ruso que lo encontró cuando intentaba buscar ayuda obligó a otros ucranianos en un coche a llevarlo, amenazando con matarlo si no lo llevaban.
RSF afirma que el relato se está presentando ante el Tribunal Penal Internacional.
“Nikita nos ha dado un testimonio escalofriante que confirma la intensidad de los crímenes de guerra perpetrados por el ejército ruso contra los periodistas”, afirma el secretario general de RSF, Christophe Deloire, en un comunicado.