Investigadores de EE.UU. y Europa están estudiando cubos de uranio, utilizando nuevos métodos para determinar si proceden o no de los nazis.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi y los Estados Unidos se apresuraron a crear armas nucleares. Los nazis tenían varios equipos trabajando en el proyecto: el grupo de Werner Heisenberg en Berlín y el de Kurt Diebner en Gottow. Los científicos crearon cubos de uranio con los que esperaban desencadenar una reacción nuclear en cadena autosostenida, pero sus métodos no funcionaron.
Las fuerzas estadounidenses y británicas desbarataron el proyecto antes de que los nazis tuvieran éxito, y confiscaron los cubos, más de 600 de los cuales fueron enviados a Estados Unidos. Algunos de ellos se destinaron al esfuerzo estadounidense en materia de armas nucleares, otros pertenecen a coleccionistas y al Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (PNNL), pero a cientos se les perdió la pista y ahora se desconoce su paradero.
El PNNL utiliza su cubo para formar a los guardias fronterizos internacionales y a los científicos forenses nucleares en la detección de material nuclear. Etiquetaron su cubo como un cubo Heisenberg, pero la clasificación no es segura. “No teníamos ninguna medida real que respaldara esa afirmación”, dijo Brittany Robertson, estudiante de doctorado que trabaja en el PNNL. Para establecer correctamente el origen del cubo, Robertson empleó la radiocronometría, una técnica utilizada para determinar la edad del material basándose en el contenido de isótopos radiactivos.
Cuando se crearon los cubos, contenían uranio metálico puro, pero con el tiempo, la desintegración radiactiva separó el uranio en torio y protactinio. La investigación de Robertson consiste en la adaptación de la técnica de la radiocronometría para poder separar mejor los elementos y cuantificarlos. La concentración de los elementos puede indicarnos cuánto tiempo hace que se fabricaron, y Robertson también está perfeccionando el método para que pueda revelar dónde se extrajo originalmente el uranio.
Otro factor que podría revelar respuestas sobre los cubos es su recubrimiento. El equipo del PNNL analizó el revestimiento de un cubo en la Universidad de Maryland y descubrió que estaba recubierto de estireno. Esto podría haber indicado que el cubo no era del grupo Heisenberg porque utilizaban un recubrimiento a base de cianuro, pero el equipo se enteró de que el grupo Diebner envió al grupo Heisenberg algunos de sus cubos recubiertos de estireno.
“Tenemos curiosidad por saber si este cubo en particular fue uno de los asociados a ambos programas de investigación”, dijo Jon Schwantes, investigador principal del proyecto. “También es una oportunidad para probar nuestra ciencia antes de aplicarla en una investigación forense nuclear real”.
Aunque los investigadores están intrigados por su investigación, no olvidan que estos cubos proceden de una época horrible de la historia. “Me alegro de que el programa nazi no estuviera tan avanzado como querían al final de la guerra”, dijo Robertson. “Porque si no, el mundo sería un lugar muy diferente”.
Los investigadores presentarán sus resultados en una reunión de la Sociedad Química Americana.