El presidente de Siria, Bashar Assad, despidió el jueves al primer ministro Imad Khamis, según los medios estatales, en una medida que se produce tras semanas de profundización de las dificultades económicas y un raro brote de protestas contra Assad en las zonas controladas por el gobierno.
Los medios estatales no dieron ninguna razón para la repentina decisión, anunciada en un decreto presidencial que designó al ministro de recursos hídricos Hussein Arnous como sucesor de Khamis.
Sin embargo, Siria se ha visto inmersa en una crisis económica, con una moneda que ha caído en picado hasta mínimos históricos en los últimos días, lo que ha agravado las dificultades de los sirios de a pie, maltratados por años de guerra.
La moneda del país alcanzó un récord de 3.000 libras sirias por dólar a principios de esta semana en una caída libre acelerada. Se cotizó a 47 libras al comienzo del conflicto.
Las autoridades sirias culpan a las sanciones occidentales por las dificultades generalizadas entre los residentes ordinarios, donde el colapso de la moneda ha llevado a un aumento de los precios y a la gente que lucha por pagar los alimentos y los suministros básicos.
El gobierno ha criticado una ola de nuevas y más estrictas sanciones de Estados Unidos, conocidas como el Acta César, que entra en vigor a finales de este mes y que los economistas y políticos dicen que apretará aún más la soga alrededor del gobierno de Assad.
Arnous, de 67 años, actual ministro de recursos hídricos, nació en Idlib y ha servido en una larga sucesión de puestos gubernamentales, incluyendo el de gobernador de la provincia de Deir Zor que limita con Irak y la provincia de Quneitra en el sur de Siria.
Sólo en el último año la libra siria ha perdido más del 80% de su valor, en medio de la ampliación de las sanciones estadounidenses y europeas y una crisis financiera en el Líbano que ha asfixiado a una importante fuente de divisas.
Con la creciente ira pública, cientos de manifestantes en la ciudad de Sweida, en el sur de Siria, habitada principalmente por drusos, salieron a las calles esta semana para protestar contra el empeoramiento de las condiciones de vida.
En raras manifestaciones en áreas controladas por el gobierno que no se levantaron contra el gobierno de Assad al principio de la guerra de Siria, los manifestantes pidieron el derrocamiento del presidente.
Se hicieron eco de los cánticos al comienzo de las protestas en favor de la democracia en 2011, que fueron violentamente aplastadas por las fuerzas de seguridad y desencadenaron el violento conflicto de nueve años de duración.