Aviones rusos bombardearon el domingo zonas cercanas a la ciudad de Idlib, en el noroeste de Siria, según informaron testigos y fuentes rebeldes, lo que supuso un nuevo estallido del año en el último bastión controlado por la oposición.
Aviones de guerra que volaban a gran altura, y que según los centros de seguimiento eran cazas rusos Sukhoi, lanzaron bombas sobre varios pueblos y una estación de bombeo de agua que sirve a la superpoblada ciudad de Idlib, cuya población más amplia es de más de un millón de habitantes.
No hubo comentarios inmediatos por parte de Rusia o del ejército sirio, que dice que ataca los escondites de los grupos militantes que controlan la región, pero niega cualquier ataque contra civiles.
Un funcionario del servicio de agua de la ciudad dijo que estaba fuera de servicio como resultado de los ataques.
Testigos dijeron que los ataques de las últimas veinticuatro horas en el enclave controlado por los rebeldes también afectaron a granjas de ganado y aves de corral cerca del paso fronterizo de Bab al Hawa con Turquía.
“Los rusos se están centrando en las infraestructuras y los bienes económicos. Esto es para aumentar el sufrimiento de la gente”, dijo Abu Hazem Idlibi, un funcionario de la administración de la oposición.
Otros objetivos incluyeron aldeas en la región de Jabal al-Zawiya, en el sur de la provincia de Idlib, sin informes inmediatos de víctimas, dijeron residentes y rescatistas.
Una serie de incursiones después de la medianoche del sábado afectaron a campamentos improvisados que albergan a miles de familias desplazadas cerca de Jisr al Shuqhur, al oeste de Idlib, con dos niños y una mujer muertos y 10 civiles heridos, dijo el servicio de defensa civil.
Los ataques aéreos se han calmado relativamente desde noviembre, después de que una nueva campaña dirigida por Rusia y los refuerzos del ejército turco en el enclave hicieran temer una reanudación más amplia de la violencia.
Un acuerdo negociado hace casi dos años entre Rusia, que respalda a las fuerzas del dictador sirio Bashar Assad, y Turquía, que apoya a los grupos de la oposición, puso fin en pocos meses a unos combates que habían desplazado a más de un millón de personas.