Un coche bomba en la ciudad de Azaz, controlada por los rebeldes, en el noroeste de Siria, mató el jueves a un civil e hirió a varios transeúntes, según los testigos, en el primer acto de este tipo este año.
Un socorrista dijo que un artefacto explosivo improvisado en un vehículo había sido colocado cerca de una oficina de transporte local en la ciudad, que se encuentra cerca de la frontera con Turquía. La ciudad ha sido escenario de varios atentados en los últimos años.
Los rebeldes árabes respaldados por Turquía en Azaz y otras partes del enclave han atribuido las explosiones anteriores a las YPG, una milicia kurda siria que controla zonas en la cercana Tel Rifat y tiene dominio sobre franjas del noreste de Siria.
Los rebeldes afirman que las explosiones en mercados y otros lugares públicos mataron a decenas de civiles el año pasado, con el objetivo de desestabilizar una zona poblada por más de 3 millones de sirios que han huido de las zonas controladas por el gobierno durante la década de conflicto en Siria.
Las YPG han acusado a Turquía de matar a civiles en ataques con drones durante una guerra de desgaste emprendida por Ankara sobre el territorio controlado por las YPG en el norte de Siria.
Turquía considera al YPG una extensión de su Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que Ankara considera un grupo terrorista.