Según un monitor de guerra, los «ataques aéreos israelíes» que se produjeron el lunes cerca de la ciudad siria de Palmyra mataron a nueve combatientes leales al régimen Assad apoyado por Irán.
Entre los muertos en los distintos ataques con misiles se encontraban tres sirios y seis extranjeros de nacionalidad desconocida, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Reino Unido.
El grupo dijo que los objetivos eran «puestos militares de las milicias iraníes en el desierto de Palmira».
El lunes por la noche, los medios de comunicación estatales sirios informaron de que se habían activado defensas aéreas contra los misiles israelíes sobre la antigua ciudad de Palmira, en la provincia de Homs.
Los informes afirmaban que los misiles fueron derribados.
Aunque los funcionarios israelíes generalmente se abstienen de asumir la responsabilidad de ataques específicos en Siria, han reconocido haber realizado cientos o miles de incursiones en el país desde el comienzo de la guerra civil siria en 2011. Éstos se han dirigido en su inmensa mayoría contra el Irán y sus apoderados, en particular el grupo terrorista Hezbolá con sede en el Líbano, pero las FDI también han llevado a cabo ataques contra las defensas aéreas sirias cuando esas baterías han disparado contra aviones israelíes.
«Las defensas aéreas se enfrentaron a una agresión israelí sobre Palmyra e interceptaron varios misiles hostiles», dijo SANA. Los misiles fueron derribados antes de que pudieran alcanzar sus objetivos, añadió.
Los medios de comunicación sirios afirman regularmente que los supuestos ataques israelíes no alcanzan sus objetivos, aunque esas afirmaciones son cuestionables.
Jerusalén dice que la presencia de Irán en Siria, donde está luchando en apoyo del Presidente Bashar Assad, es una amenaza, ya que Teherán busca establecer un punto de apoyo permanente a lo largo de las fronteras del norte de Israel.
El último presunto ataque se produjo solo horas después de que el Ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, se reuniera con Assad en Damasco para examinar los acontecimientos regionales a la luz del brote del nuevo coronavirus.