WASHINGTON, Estados Unidos – El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, renovó el miércoles la oposición de Estados Unidos a la normalización con el dictador sirio Bashar Assad, que ha visto crecer la aceptación de las naciones árabes que han concluido que ganó la brutal guerra civil.
En una reunión con sus homólogos israelíes y de los Emiratos Árabes Unidos, Blinken dijo que la política de la administración del presidente estadounidense Joe Biden sobre Siria se centraba en gran medida en la ayuda humanitaria.
“Lo que no hemos hecho, y lo que no tenemos intención de hacer, es expresar ningún apoyo a los esfuerzos para normalizar las relaciones o rehabilitar al señor Assad”, dijo Blinken en una conferencia de prensa conjunta, sin referirse a Assad como presidente.
Estados Unidos no ha “levantado ni una sola sanción a Siria ni ha cambiado nuestra posición de oponernos a la reconstrucción de Siria hasta que haya un progreso irreversible hacia una solución política, que creemos que es necesaria y vital”, dijo Blinken.
El año pasado entró en vigor una ley estadounidense conocida como Ley César que castiga a cualquier empresa que trabaje con Assad en su intento de reconstrucción tras una década de guerra.
La Ley César, acompañada de una serie de sanciones estadounidenses a los sirios cercanos a Assad, pretende obligar a rendir cuentas por los abusos contra los derechos humanos y fomentar una solución política en Siria.

Los Emiratos Árabes Unidos han dicho anteriormente que la Ley César dificultaba el regreso de Siria a la Liga Árabe.
Pero algunos Estados árabes se han acercado a Assad, y el rey jordano Abdullah II, un aliado clave de Estados Unidos, habló por teléfono con el líder sirio por primera vez desde la guerra. El ministro de Defensa sirio visitó el mes pasado Jordania y se reunió con oficiales militares jordanos.
Siria también fue invitada a participar en la Expo 2020 de Dubái, la primera feria mundial de Oriente Medio. El Líbano, afectado por la crisis, está trabajando para obtener electricidad de Jordania a través de Siria, y en septiembre se reactivó un acuerdo de 10 años para transportar gas natural egipcio a través de Jordania y Siria hasta el Líbano.
La guerra de Siria ha matado a cerca de medio millón de personas, ha desplazado a otros millones y ha contribuido al ascenso del brutal grupo extremista Estado Islámico.
Los países árabes y occidentales culparon a Assad de la mortal represión del levantamiento que estalló en 2011, y apoyaron a la oposición en los primeros días del conflicto.
Assad ha aplastado a la oposición mediante la fuerza bruta y una alianza con Rusia e Irán, aunque sigue sin controlar las zonas del norte dirigidas por combatientes kurdos o por Turquía y sus proxs.