NACIONES UNIDAS (AP) – Los países occidentales acusaron el miércoles a Siria de negarse durante ocho años a aclarar 20 cuestiones pendientes sobre su investigación no declarada, la producción y el posible armamento de cantidades desconocidas de armas químicas.
La embajadora de EE.UU., Linda Thomas-Greenfield, dijo al Consejo de Seguridad de la ONU que el mundo “no debe dejarse engañar por el barniz de cooperación de Siria” mientras retrasa y obstruye deliberadamente las respuestas al organismo internacional de vigilancia de las armas químicas.
El embajador de Francia ante la ONU, Nicolas De Riviere, fue más allá al afirmar que Siria no sólo no coopera con la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, sino que ha seguido utilizando armas químicas. “Y estos hechos deben ser calificados como crímenes contra la humanidad”, dijo.
Siria se adhirió a la Convención sobre Armas Químicas en septiembre de 2013, presionada por su estrecha aliada Rusia tras un mortífero ataque con armas químicas que Occidente atribuyó a Damasco. Una resolución del Consejo de Seguridad adoptada en ese momento respaldó la decisión de la OPAQ, que aplica la convención, de destruir el programa de armas químicas de Siria y prohibió a este país el uso, desarrollo, producción o adquisición de armas químicas.
En agosto de 2014, el régimen del dictador sirio Bashar Assad declaró que la destrucción de sus armas químicas había concluido, pero la declaración inicial de Siria sobre sus arsenales químicos y sus centros de producción de armas químicas a la OPAQ ha seguido siendo objeto de disputa.
El jefe de desarme de la ONU, Izumi Nakamitsu, dijo el miércoles al Consejo que 20 de las 24 cuestiones pendientes en la declaración abierta por la OPAQ en 2014 siguen sin resolverse. No solo incluyen la producción no declarada y el posible emplazamiento de armas de sustancias químicas tóxicas, sino el paradero desconocido de importantes cantidades de agentes de guerra química y municiones.
Nakamitsu dijo que la OPAQ tampoco ha recibido la declaración solicitada sobre los agentes nerviosos no declarados producidos en una antigua instalación de armas químicas que Siria declaró “no haber utilizado nunca para producir y/o convertir en armas agentes de guerra química”, así como otra información solicitada.
Pidió a Siria que responda a las peticiones de la organización “lo antes posible” y que permita a todos los miembros de su equipo que analiza la declaración “un acceso sin restricciones”, citando la negativa del gobierno a conceder un visado a uno de los miembros.
El pasado mes de junio, el jefe de la OPAQ, Fernando Arias, informó al Consejo de que sus expertos habían investigado 77 denuncias contra Siria y concluido que en 17 casos era probable o definitivo el uso de armas químicas. Calificó de “realidad inquietante” que ocho años después de que Siria se adhiriera a la Convención sobre Armas Químicas, sigan existiendo muchos interrogantes sobre su declaración inicial de armas, arsenales y precursores, y sobre su programa en curso.
En abril de 2020, los investigadores de la OPAQ atribuyeron al gobierno sirio tres ataques químicos en 2017, lo que éste ha negado con vehemencia.
El Consejo Ejecutivo de la OPAQ respondió exigiendo a Siria que diera detalles. Cuando no lo hizo, Francia presentó un proyecto de medida en nombre de 46 países en noviembre de 2020 para suspender los “derechos y privilegios” de Siria en el organismo mundial de vigilancia. En una votación sin precedentes, el 21 de abril de 2021, la OPAQ suspendió los derechos de Siria hasta que se resolvieran todas las cuestiones pendientes.
Nakamitsu dijo el miércoles que lamentablemente Siria no ha completado ninguna de las medidas requeridas por la OPAQ para su reincorporación.
Reiteró su llamamiento al gobierno de Siria para que coopere con el organismo de vigilancia de las armas químicas.
El embajador de Siria ante la ONU, Bassam Sabbagh, dijo al Consejo que su gobierno “rechaza cualquier intento de cuestionar la declaración siria y la cooperación seria con la OPAQ y su secretaría técnica”. También negó haber bloqueado una visita de la OPAQ.
En cuanto a las conclusiones de la OPAQ, dijo: “rechazamos cualquier acusación infundada que se base en información errónea y cualquier intento de sacar conclusiones basadas en interpretaciones erróneas y probabilidades sin basarse en pruebas físicas precisas”.
Sabbagh también acusó a los miembros del consejo de distraer la atención de un ataque israelí contra una instalación declarada de armas químicas, que llevó a la destrucción de dos cilindros de cloro que habían sido vinculados a un ataque mortal de 2018 en la ciudad siria de Douma.
El embajador adjunto de Rusia, Dmitry Polyansky, afirmó que no ha habido “ninguna prueba con base científica” que refute que se haya eliminado el potencial químico de Siria. También denunció los métodos de investigación de la OPAQ y acusó a la organización y a las naciones occidentales de politizar el asunto y de “hacer la vista gorda ante el tema del uso de armas químicas por parte de los terroristas en Siria y los estados vecinos”.
La embajadora británica ante la ONU, Barbara Woodward, rebatió que las investigaciones de los expertos confirmaron que Siria utilizó armas químicas, incluyendo cloro y sarín, en al menos ocho ocasiones desde que comenzó su conflicto en 2011, ataques que mataron e hirieron a cientos de personas inocentes. Los terroristas del Estado Islámico utilizaron armas químicas en tres ocasiones, dijo.
En alusión a la amenaza de veto de Rusia a cualquier acción del Consejo para responsabilizar a Siria y a su “campaña concertada de desinformación para difamar y socavar las conclusiones de la OPAQ”, Woodward pidió a los miembros del Consejo que “dejen de lado las motivaciones políticas estrechas y se unan en torno a la plena aplicación” de la resolución de 2013 en 2022.