El domingo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria informó que una compañía petrolera estadounidense había firmado un acuerdo con los rebeldes dirigidos por los kurdos que controlan los yacimientos petrolíferos del noreste en lo que describió como un acuerdo ilegal destinado a “robar” el petróleo crudo de Siria.
En una declaración ministerial, publicada en los medios de comunicación estatales, no se nombró a la empresa implicada en el acuerdo con las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una alianza que se apoderó de franjas del norte y el este de Siria del Estado islámico con ayuda de los Estados Unidos.
La declaración no daba detalles sobre el acuerdo. No hubo una respuesta inmediata de los oficiales de las SDF a una solicitud de comentarios de Reuters. No hubo comentarios inmediatos de los funcionarios de los Estados Unidos.
Damasco “condena en los términos más enérgicos el acuerdo firmado entre la milicia de al-Qasd (SDF) y una compañía petrolera estadounidense para robar el petróleo de Siria bajo el patrocinio y el apoyo de la administración estadounidense”, decía la declaración.
“Este acuerdo es nulo y sin valor y no tiene ninguna base legal”, señalaba, añadiendo que era una violación de la soberanía siria.
Siria producía alrededor de 380 mil barriles de petróleo por día antes de que estallara una guerra civil tras la represión de las protestas en el 2011, con el apoyo de Irán y Rusia al gobierno del presidente Bashar al-Assad y el apoyo de Estados Unidos a la oposición.
Damasco perdió el control de la mayoría de los campos petroleros en un tramo al este del río Éufrates en Deir al-Zor. Las sanciones occidentales también han afectado a la industria energética.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha mencionado que, a pesar de la retirada militar del noreste de Siria, un pequeño número de fuerzas estadounidenses permanecerían “donde tienen petróleo”. El Pentágono anunció a finales del año pasado que los ingresos de los campos petrolíferos irían a las Fuerzas Armadas de Siria.