China está planeando una nueva iniciativa para combatir la amenaza de un posible impacto de asteroides en la Tierra, dijo el domingo por la mañana el ministro de Defensa chino, Wu Yanhua, según TASS.
El plan está programado para que las pruebas tecnológicas comiencen al final del 14º plan quinquenal de China (2021-2025) o dentro del año siguiente, informó TASS, citando a la Televisión Central de China.
Los detalles del proyecto no están del todo claros por el momento, aunque lo que sí está claro es que la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) está trabajando en un sistema de alerta temprana con base en tierra y en el espacio que podría observar los asteroides entrantes y hacer sonar la alarma si pudieran suponer un riesgo de impacto con la Tierra. Además, también planean desarrollar un método para evitar que se produzcan estos impactos, y se cita concretamente al ministro de Defensa diciendo que “llevarán a cabo una colisión” para desplazar a este asteroide entrante de su órbita.
Un peligro de proporciones astronómicas
El impacto de un asteroide es una de las peores catástrofes naturales que pueden ocurrir, ya que el nivel de destrucción que puede causar supera al de cualquier otro. El daño que puede causar un impacto de asteroide varía en función de varios factores, especialmente el tamaño, ya que la NASA considera que los asteroides de 140 metros o más de diámetro son una gran preocupación en caso de que impacten contra el planeta.
Según una investigación del Instituto de Ciencia Davidson, brazo educativo del Instituto de Ciencia Weizmann de Israel, un asteroide de más de 140 metros de diámetro liberaría una cantidad de energía al menos mil veces mayor que la liberada por la primera bomba atómica si impactara contra la Tierra.
Algo aún mayor -más de 300 metros de ancho como el asteroide Apophis- podría destruir un continente entero. Un asteroide de más de un kilómetro de ancho -como el 138971 (2001 CB21), que pasó por delante de la Tierra a principios de marzo- podría desencadenar un cataclismo mundial.
Sin embargo, incluso los asteroides más pequeños pueden causar daños.
Y son muchos. Los asteroides constituyen uno de los tipos de objetos más numerosos del sistema solar. Según la NASA, en la actualidad se conocen más de 1.113.000 asteroides en el sistema solar, pero esos son sólo los que se han identificado definitivamente, y los expertos siempre encuentran más.
Asteroides: ¿se pueden detener?
Se han propuesto varios proyectos para ayudar a la humanidad a destruir un asteroide que se aproxima, y a pesar de lo que sugieren muchas películas de ciencia ficción, la mayoría de los científicos, salvo algunos, sugieren que las bombas nucleares serían una mala idea.
En la actualidad, el único proyecto que realmente ha despegado hasta ahora es la Misión de Prueba de Redirección de Asteroides Dobles (DART), una iniciativa desarrollada por la NASA y la Universidad John Hopkins.
La misión DART pretende lanzar un cohete especialmente diseñado para alterar la trayectoria de un asteroide, golpeando efectivamente un asteroide con un cohete con la velocidad suficiente para cambiar su dirección en una fracción de porcentaje. La NASA lo ha comparado con una “pelea de almohadas en microgravedad”.
La tecnología implicada incluye la técnica del “impactador cinético”, que debería ser capaz de cambiar el movimiento de un asteroide en el espacio.
Una nave espacial chocará directamente contra un asteroide a una velocidad de unos 6,6 kilómetros por segundo, lo que debería obligarle a cambiar la velocidad de su órbita.
Aunque sólo sea por una fracción de porcentaje, sería suficiente para ser observado y medido por los astrónomos.
La misión fue lanzada el pasado noviembre y está previsto que se estrelle contra su objetivo, el asteroide Dimorphous, en otoño de 2022.
¿Es DART nuestra única esperanza?
A pesar de ser el proyecto que más se ha promocionado y el único que ha superado la fase de teoría, también se han propuesto otras ideas.
Una propuesta realizada por investigadores del Centro Nacional de Ciencias Espaciales de China en 2021 afirmaba que el uso de 23 cohetes Long March 5, unos de los mayores cohetes de China, podría ser eficaz para cambiar la trayectoria de un asteroide en una distancia 1,4 veces superior al radio de la Tierra.
“La propuesta de mantener la etapa superior del cohete de lanzamiento a una nave espacial de guía, haciendo un gran ‘impactador cinético’ para desviar un asteroide, es un concepto bastante bonito”, dijo en su momento el profesor Alan Fitzsimmons, del Centro de Investigación de Astrofísica de la Universidad Queen’s de Belfast, sobre la idea, según Reuters.
“Al aumentar la masa que golpea el asteroide, la simple física debería garantizar un efecto mucho mayor”, dijo Fitzsimmons, aunque, añadió, el funcionamiento real de una misión de este tipo debe estudiarse con mayor detalle.
Otra idea propuesta por la empresa europea Airbus sugería esencialmente secuestrar y reutilizar satélites de televisión, utilizando un módulo especial de desviación cinética para dirigir e impulsar el satélite hacia un asteroide entrante, una sugerencia mucho más ad hoc que las dos anteriores, que necesitarían más tiempo para llevarse a cabo.
Otra propuesta realizada por científicos de la Universidad de California, en Santa Bárbara, sugería el uso de lo que se denomina penetradores cinéticos de hipervelocidad para “pulverizar” el asteroide, esencialmente “cortarlo en rodajas” para evitar un impacto. Estos funcionan enviando los penetradores (algunos llenos de explosivos) al núcleo del asteroide, fracturándolo en muchos fragmentos pequeños de menos de 15 metros de diámetro como máximo.
Estos fragmentos se dispersarían en una nube de fragmentos y, si no se desvían completamente de su curso, se dirigirían a la atmósfera terrestre a velocidades de alrededor de Mach 60.
Pero aquí es donde entra en juego la atmósfera de la Tierra, ya que al entrar en ella a tan alta velocidad se producen fuertes niveles de calor y presión. Estas tensiones harían que los fragmentos explotaran aún más, creando una especie de explosión sónica.
Sin embargo, la viabilidad de cualquiera de estos métodos sigue siendo puramente teórica, y no será hasta que la misión DART concluya que sabremos si alguna de estas teorías se sostiene.
Las ambiciones espaciales de China
El anuncio del proyecto chino de defensa contra asteroides está en consonancia con muchas de las ambiciones de Pekín en materia espacial.
China, que aspira a convertirse en una potencia espacial para 2030, ya ha lanzado con éxito sondas para explorar Marte y se ha convertido en el primer país en aterrizar una nave espacial en la cara oculta de la Luna.
Actualmente, China también está poniendo en órbita su propia estación espacial.
Sin embargo, también han estado impulsando otros beneficios potenciales del avance espacial, como la extracción de energía y materiales mineros del espacio.
“El espacio exterior alberga cantidades prácticamente ilimitadas de energía y materias primas, desde el combustible Helio-3 de la Luna para los reactores de fusión limpios hasta los metales pesados y los gases volátiles de los asteroides, que pueden ser cosechados para su uso en la Tierra y en el espacio. Es casi seguro que China utilizará cualquier recurso que pueda adquirir en detrimento de sus adversarios, competidores y transeúntes por igual”, dijo el ex analista espacial de la CIA Tim Chrisman en noviembre de 2021.
En términos de avances militares, China también ha presionado para ser capaz de convertirse en una fuerza dominante en el espacio, un área en la que Estados Unidos podría quedarse atrás, advirtió Chrisman en octubre de 2021.
Esto puede verse especialmente en lo que respecta a los misiles hipersónicos, poderosos misiles que pueden viajar más rápido que Mach 5 (cinco veces la velocidad del sonido), son capaces de una gran maniobrabilidad a altas velocidades y pueden evadir tanto la mayoría de los sistemas modernos de defensa aérea como la mayoría de los sistemas de alerta temprana debido a la corta ventana entre el lanzamiento y el impacto.
La mayoría de los misiles hipersónicos se están desarrollando para ser lanzados desde plataformas terrestres y desde portaaviones.
Esto también podría suponer una grave amenaza para la seguridad espacial.
En octubre de 2021, un informe del Financial Times afirmaba que China había probado en secreto un arma hipersónica avanzada con capacidad nuclear.
Este cohete supuestamente transportaba un vehículo de planeo hipersónico que volaba por el espacio de órbita baja, dando la vuelta al globo antes de dirigirse a su objetivo, y mostraba a EE.UU. que las capacidades hipersónicas de China son “mucho más avanzadas” de lo que habían creído. Sin embargo, China negó estas acusaciones y dijo que simplemente había probado una nave espacial.
Sin embargo, la semana pasada, China también habría presentado un misil hipersónico realmente funcional. Llamado YJ-21, o Eagle Strike-21, este misil tiene supuestamente un alcance de entre 1.000 y 1.500 kilómetros, puede ser transportado tanto por barcos como por aviones de combate y puede atacar a todo un grupo de ataque de portaaviones, según un informe del South China Morning Post.
En las redes sociales se mostraron imágenes del supuesto lanzamiento del misil.
Sin embargo, estos misiles no parecen estar destinados al espacio, sino que son municiones antibuque para disuadir tanto a Estados Unidos como a Taiwán.
Además de China, Rusia también ha desarrollado misiles hipersónicos.
Uno de estos misiles, conocido como Kinzhal o Dagger, es un misil balístico que puede ser lanzado desde el aire a tierra y tiene un alcance de hasta 2.000 kilómetros.
Según Rusia, a finales de marzo de 2022, las fuerzas rusas utilizaron uno de estos misiles para atacar un depósito de armas ucraniano, mostrando sus capacidades.
Seguridad espacial y sostenibilidad
Sin embargo, en lo que respecta al armamento antisatélite, Estados Unidos se ha quedado atrás, y la semana pasada la vicepresidenta Kamala Harris prometió no probar ningún misil antisatélite de ascenso directo (ASAT) y establecer nuevas normas internacionales para la seguridad espacial.
Los misiles antisatélite se desarrollan para destruir satélites enemigos críticos, como los que proporcionan telecomunicaciones, posicionamiento global y otras funciones de defensa.
Harris explicó que los misiles ASAT eran peligrosos para el entorno espacial, ya que creaban campos de desechos de rápido movimiento que podían amenazar a los astronautas y a las redes de satélites vitales. Calificó las pruebas del arma de “irresponsables”.
Señaló además que “cuando China y Rusia destruyeron sus respectivos satélites, se generaron miles de piezas de desechos, desechos que ahora orbitarán nuestra Tierra durante años, si no décadas”.
De hecho, los desechos espaciales se convertirán en un problema cada vez más importante a medida que se lancen más cosas al espacio. Sin embargo, esta es la razón por la que Estados Unidos está tratando de promover no sólo la seguridad espacial, sino la sostenibilidad del espacio.
“Nuestra administración ha propuesto el mayor aumento de nuestra capacidad espacial militar en la historia de nuestra nación”, señaló Harris. “Estados Unidos continuará siendo líder para establecer, avanzar y demostrar normas para el uso responsable y pacífico del espacio exterior”.