Made in China 2025 es un plan anunciado en 2015 para desarrollar industrias de alta tecnología en el gigante asiático. En la apertura de la Asamblea del Partido Comunista Chino en 2021, se marcó como prioridad el desarrollo del 5G, lo que llevó a una fuerte inversión por parte del Estado para lograr la independencia tecnológica y alcanzar el liderazgo del mercado.
Estados Unidos libra una batalla con sus aliados para preservar los valores democráticos ante el avance del Partido Comunista Chino, mientras los gigantes tecnológicos marcan la pauta en el mercado en medio de las sanciones y la competencia desleal de la industria china.
Estados Unidos lanzó una apuesta a partir de 2020 para liderar la red de comunicaciones 6G y ha seguido reforzando una cadena de suministro y componentes tecnológicos de alta calidad, debido a la crisis de los chips en el mundo.
Aunque la crisis detuvo los planes de varias empresas automovilísticas en América, la diplomacia tecnológica ha permitido a los estadounidenses asegurarse a medio y largo plazo que los mejores desarrolladores del mundo trasladen sus fábricas a Estados Unidos.
Sin embargo, las empresas chinas están entrando en el mercado y la política de la mano del plan Belt and Road, con desarrollos competitivos de bajo coste. Mientras algunos de los socios de China buscan su propio espacio en el mercado con la innovación, como en el caso de Vietnam, otros se vuelven más dependientes de los desarrollos de los gigantes chinos, como en el caso de Colombia.
Por su parte, Corea del Sur, Taiwán, Japón e India se refuerzan en su país e invierten en el exterior para competir con los desarrollos tecnológicos chinos, en medio de las crecientes amenazas de los hackers, el robo de la propiedad intelectual y la fuga de talentos con secretos empresariales hacia China.
La diplomacia de la mano de la tecnología china
China, con su Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), ha lanzado la Ruta de la Seda Digital (DSR). La DSR se ha convertido en una parte importante de la estrategia de Pekín, “para proporcionar ayuda, apoyo político y otros tipos de asistencia” a los gobiernos firmantes.
La DSR es la plataforma para que los gigantes tecnológicos chinos, como Huawei, se abran en los mercados de los países socios. China busca ampliar su capacidad diplomática y ofrece a los países en desarrollo acceso a sistemas como “la inteligencia artificial, la computación en la nube, el comercio electrónico y los sistemas de pago por móvil, la tecnología de vigilancia, las ciudades inteligentes y otras áreas de alta tecnología”.
Según el plan DSR, China ya apoya tecnológicamente a los países de África, y la plataforma ha servido de piloto para ciudades digitales en Vietnam, Tailandia, Camboya y recientemente en Hong Kong, aunque sin éxito entre la comunidad.
Alibaba es otra de las grandes plataformas que, de la mano de Pekín, están entrando en los mercados en la diplomacia tecnológica. Con una cartera financiera tecnológica y ahora logística en el comercio internacional, Alibaba busca expandirse en países donde las empresas estadounidenses dominaban, como es el caso de Colombia.
Colombia, a pesar de ser un socio estratégico de Estados Unidos desde hace décadas, viene desarrollando importantes proyectos de infraestructura con China. Por ello, Alibaba anunció su llegada al país de la mano de programas que buscan convertir a Antioquia en un epicentro tecnológico de Colombia y la región.
China ataca con tecnología de bajo costo
Made in China 2025 es un plan anunciado en 2015 para desarrollar industrias de alta tecnología en el gigante asiático. En la apertura de la Asamblea del Partido Comunista Chino en 2021, se marcó como prioridad el desarrollo del 5G, lo que llevó a una fuerte inversión por parte del Estado para lograr la independencia tecnológica y alcanzar el liderazgo del mercado.
Mientras el mundo se centraba en la contención de la pandemia, en China el mercado de smartphones con capacidad 5G superaba los 200 millones, teniendo en cuenta la inversión estatal que prevé 1.300.000 estaciones base 5G en todo el país hasta 2022, donde ya hay más de 700.000 en funcionamiento.
Los desarrollos tecnológicos chinos de bajo coste y adaptados a las comunicaciones 5G de alta velocidad ya han entrado en el mercado asiático a pesar de las sanciones occidentales, compitiendo frontalmente con la empresa estadounidense Apple y la surcoreana Samsung.
Las ventajas chinas se centran en el hecho de que parte de su desarrollo tecnológico se ha tomado prestado de otras empresas y que el mercado chino no se centra tanto en el diseño como en el rendimiento.
Mientras tanto, en Shenzhen (China), el gobierno local flexibilizó la ley e impulsó el primer proyecto de taxi autónomo para la ciudad, que también es sede de gigantes como Huawei.
Con la expansión de los dispositivos 5G, se espera que crezca la demanda de contenidos de vídeo de alta calidad y de juegos, así como la comunicación simultánea con una herramienta de realidad virtual.
La competencia en el mercado asiático para desarrollar y vender estos dispositivos residirá en los componentes y semiconductores que consigan un procesador ultrarrápido más que en el diseño único de las piezas.
Además, China ha anunciado la inversión de cien mil millones de dólares para desarrollar su propia industria de chips y eludir por completo las sanciones estadounidenses. Sin embargo, a corto y medio plazo, los dispositivos más avanzados requerirán chips suficientemente avanzados, cuya producción está liderada por las industrias taiwanesa y surcoreana.