Cualquiera puede revertir una sobredosis de heroína y existe un potencial “inmenso” para que el público salve vidas mediante una respuesta de emergencia, según ha anunciado un investigador israelí tras completar un estudio de un año de duración.
David Schwartz, de la Universidad de Bar Ilan, afirmó que su investigación, apoyada por el Instituto Nacional sobre el Uso Indebido de Drogas de los Estados Unidos y que se acaba de publicar en la revista EClinicalMedicine de Lancet, revisada por colegas, sugiere que el medicamento para revertir las sobredosis de heroína debería ser tan accesible como los desfibriladores.
Mencionó que su estudio muestra que los voluntarios, guiados por una aplicación fácil de usar, son muy capaces de ayudar.
“La adicción a los opiáceos y la sobredosis es un problema mundial y hemos demostrado que nuestro enfoque comunitario de respuesta de emergencia, que combina los mejores aspectos de la comunidad y la tecnología, puede tener un impacto inmediato para salvar vidas”, añadió Schwartz al The Times of Israel
En el 2018, el cirujano general de los Estados Unidos, Jerome M. Adams, emitió un aviso nacional en el que pedía a más estadounidenses que llevaran y se familiarizaran con la forma de administrar la naloxona, un medicamento que se inyecta para revertir las sobredosis, pero el llamado no fue ampliamente atendido.
La idea de desarrollar aplicaciones y utilizarlas para convertir a los voluntarios en respondedores a la sobredosis no es nueva, pero hay investigaciones limitadas sobre la eficacia de este enfoque. Schwartz, un profesor de sistemas de información, consideró que se necesitaban hallazgos claros para establecer su utilidad.
Reclutó voluntarios en Filadelfia, donde las sobredosis son frecuentes, que estaban preparados para llevar naloxona. Dirigió el estudio junto con investigadores de la Universidad Drexel de Filadelfia.
Reclutaron a 200 voluntarios que aceptaron que se les llamara si alguien cerca de ellos sufría una sobredosis, con lo cual administrarían naloxona, guiados por una aplicación de teléfono inteligente con videos y otros recursos que los investigadores produjeron. Durante el año de prueba, poco más de uno de cada tres voluntarios acudió a ayudar después de una sobredosis, y en el 60% de esos casos, vencieron a los equipos de respuesta a emergencias y habían administrado la naloxona más de cinco minutos antes de que llegaran los médicos.
Schwartz afirmó que este resultado es emocionante, dado que cuando se trata de revertir una sobredosis de drogas, ahorrar tiempo significa potencialmente salvar vidas.
Indicó que allana el camino para programas en los que incluye voluntarios, pero no limitándose a trabajadores sociales así como a los propios adictos, llevan la naloxona y descargan una aplicación que genera alertas cuando se necesita su ayuda, y los guía a través de la administración de la naloxona.
“El potencial de salvar vidas es inmenso si hay miles de personas portadoras de naloxona y conectadas a las alertas de emergencia cercanas”, continuó.
Schwartz y sus colegas autores escribieron en su estudio que, así como los pacientes de ataque cardiaco son salvados con frecuencia por miembros del público con entrenamiento en primeros auxilios y/o el uso de desfibriladores, los usuarios de drogas que sufren de sobredosis deben recibir una ayuda similar.
“Es hora de reconocer que los pacientes con trastorno por uso de opiáceos pueden beneficiarse de formas similares de apoyo comunitario que promovemos para el paro cardíaco fuera del hospital”, recomendaron.