Científicos israelíes descubrieron recientemente que los recuerdos, la retención de información a lo largo del tiempo a menudo con el propósito de influir en acciones futuras, dejan una huella genética en nuestros cerebros, incluso después de la muerte.
En un estudio reciente, los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén observaron patrones genéticos codificados en regiones cerebrales específicas de los ratones después que soportaron experiencias positivas y negativas.
Notaron que los mismos patrones genéticos se reproducían en diferentes ratones que habían experimentado la misma experiencia.
Esto llevó a los investigadores a creer que habían identificado una firma de expresión genética que era única para las diferentes experiencias, lo que sugiere la existencia de un código de expresión génica para la formación de la memoria.
El Dr. Ami Citri, del Centro Edmond y Lily Safra para las Ciencias del Cerebro y del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dirigió un equipo que estudió 14 códigos específicos de expresión genética que se encuentran constantemente en el cerebro.
Los hallazgos fueron publicados por la Universidad Hebrea de Jerusalén y el Instituto Canadiense de Investigación Avanzada en la revista científica centrada en las ciencias biomédicas y la vida eLife, en febrero.