Estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén revela variantes genéticas en TEA, enfocándose en función sináptica y comunicación neuronal.
Investigación israelí revela mutaciones en autismo
En 2012, genetistas de la Universidad Hebrea de Jerusalén publicaron un estudio que identifica mutaciones y variantes genéticas asociadas con el trastorno del espectro autista (TEA). Analizaron datos genéticos de miles de familias con niños diagnosticados con autismo, proporcionando una comprensión más profunda de los mecanismos genéticos subyacentes. El estudio, publicado en la revista Human Heredity, destaca la importancia de genes relacionados con la función sináptica y la comunicación neuronal, fundamentales para el desarrollo cerebral. Este trabajo establece una base sólida para futuros enfoques diagnósticos y terapéuticos más precisos.
El equipo, liderado por Sagiv Shifman, examinó datos genéticos de familias con al menos un hijo con TEA, recopilados de bases internacionales como el Autism Genetic Resource Exchange (AGRE). Identificaron variantes genéticas en grupos funcionales específicos, incluyendo genes que codifican proteínas involucradas en la sinaptogénesis, el proceso de formación de conexiones entre neuronas. Mutaciones en genes como SHANK3 y NLGN4, previamente vinculados al autismo, se destacaron por su impacto en la transmisión sináptica, lo que afecta la comunicación neuronal y el desarrollo cognitivo.
El análisis incluyó tanto mutaciones de novo, que surgen espontáneamente en el niño y no están presentes en los padres, como variantes heredadas. Los investigadores encontraron que las mutaciones de novo, descritas como “un relámpago genético” por Daniel Geschwind, colaborador en estudios relacionados, son responsables de un subgrupo significativo de casos de TEA. Estas mutaciones, aunque raras, tienen un impacto profundo en el desarrollo cerebral, especialmente en casos de autismo severo con discapacidad intelectual.
El estudio también exploró la interacción entre múltiples genes. A diferencia de trastornos causados por una sola mutación, el TEA se caracteriza por un modelo poligénico, donde múltiples variantes genéticas contribuyen al riesgo. Los investigadores israelíes identificaron redes de genes que interactúan, afectando funciones como la regulación de la cromatina y el desarrollo cortical. Este enfoque de análisis genómico permitió mapear cómo estas redes alteran el desarrollo neuronal, proporcionando pistas sobre la heterogeneidad clínica del autismo.
Claves genéticas del autismo identificadas en Israel
- Genes clave: SHANK3, NLGN4 y otros relacionados con la sinaptogénesis y comunicación neuronal.
- Mutaciones de novo: Surgen espontáneamente y están asociadas con casos severos de TEA.
- Modelo poligénico: Múltiples variantes genéticas contribuyen al riesgo de autismo.
- Impacto clínico: Los hallazgos apoyan el desarrollo de diagnósticos genéticos y terapias personalizadas.
- Base de datos: Se utilizaron datos del AGRE y otras fuentes internacionales para el análisis.
Contexto de la investigación genética en Israel
La investigación de la Universidad Hebrea de Jerusalén se suma a otros esfuerzos israelíes en el campo del autismo. En 2012, un estudio conjunto del Sheba Medical Center y la Universidad de Tel Aviv encontró una conexión genética entre el autismo y la esquizofrenia, utilizando datos de Israel y Suecia. Este trabajo reveló que individuos con un hermano esquizofrénico tienen 12 veces más probabilidad de tener TEA, sugiriendo una base genética compartida. Mark Weiser, jefe de psiquiatría del Sheba Medical Center, destacó que “este estudio permite explorar factores genéticos, de imagen y biológicos” de ambos trastornos.
Israel ha emergido como un líder en la investigación genética del autismo, impulsado por su acceso a poblaciones diversas y bases de datos robustas. La población israelí, que incluye comunidades judías y árabes, ofrece un contexto único para estudiar factores genéticos y ambientales. Un estudio de 2015 en el Hillel-Yaffe Medical Center y Clalit Health Services comparó el TEA en niños judíos y árabes, encontrando que los niños árabes presentaban formas más severas, posiblemente debido a factores genéticos como la consanguinidad, mientras que los niños judíos mostraban formas más leves, como el síndrome de Asperger.
El National Autism Research Center de Israel, establecido en 2018 en la Universidad Ben Gurion y el Soroka University Medical Center, ha fortalecido estas investigaciones al crear una base de datos nacional. Esta iniciativa recopila información genética y fenotípica de niños con TEA, permitiendo estudios longitudinales. Los datos muestran un aumento en los diagnósticos de autismo en Israel, de 1,507 en 2004 a 7,344 en 2011, reflejando una mayor conciencia y mejores herramientas diagnósticas.
Los esfuerzos de Sagiv Shifman y su equipo en la Universidad Hebrea también se han centrado en modelos animales para estudiar genes asociados al TEA. Utilizando ratones con mutaciones en genes como SHANK3, los investigadores han modelado comportamientos autistas, proporcionando información sobre cómo estas mutaciones afectan los circuitos neuronales. Este enfoque combina genómica funcional, biología celular y modelos animales para entender los déficits cognitivos y sociales en el TEA.
Avances globales en genética del autismo
El estudio israelí de 2012 se alinea con investigaciones internacionales que han identificado más de 100 genes asociados al TEA. Un estudio de 2022 del Mount Sinai Health System analizó datos de 150,000 personas, identificando 70 genes fuertemente vinculados al autismo y más de 250 con conexiones significativas. Joseph D. Buxbaum, director del Seaver Autism Center, señaló que “la prueba genética es crucial no solo para las familias, sino para desarrollar terapias dirigidas”. Este trabajo global refuerza la importancia de los hallazgos israelíes, que han contribuido a mapear la arquitectura genética del autismo.
En 2023, un estudio de UCLA Health analizó familias con múltiples hijos con TEA, descubriendo nuevos genes de riesgo y confirmando que la combinación de mutaciones raras heredadas y factores poligénicos aumenta la probabilidad de autismo. Daniel Geschwind, líder del estudio, destacó que “el diseño del estudio es crítico, y no se ha prestado suficiente atención a familias con múltiples hijos afectados”. Estos hallazgos complementan el trabajo israelí al resaltar la complejidad genética del TEA.
En Israel, investigaciones más recientes han identificado mutaciones específicas en poblaciones locales. En 2024, un estudio de la Universidad Ben Gurion y Clalit Healthcare descubrió que la mutación en el gen TBCB, prevalente en 1 de cada 80 judíos asquenazíes, está asociada con TEA y trastornos motores. Este hallazgo llevó a la inclusión de la prueba del gen TBCB en el sistema de salud pública israelí, permitiendo la detección temprana en todas las comunidades.
El panorama genético del TEA sigue evolucionando, con Israel a la vanguardia de la investigación. Los estudios de la Universidad Hebrea y otras instituciones han establecido que el autismo no se explica por una sola mutación, sino por una interacción compleja de factores genéticos y ambientales. La identificación de variantes genéticas específicas y su impacto en la función cerebral continúa siendo un área crítica para mejorar el diagnóstico y tratamiento del TEA.