Por primera vez en Israel, un procedimiento robótico único salvó la capacidad de dar a luz de una mujer de 25 años al seccionar temporalmente su útero y sus ovarios el domingo, y fijarlos en la parte superior de su cavidad abdominal.
De este modo, los médicos pudieron realizar el tratamiento de radiación de un tumor canceroso en la pelvis de la joven sin dañar su sistema reproductivo. Esto se une a una creciente lista de soluciones tecnológicas innovadoras para problemas relacionados con la ginecología que salen del Centro Médico Rabin-Campus Beilinson de Petah Tikva.
El procedimiento solo se había llevado a cabo unas pocas veces en todo el mundo, señaló el profesor Ram Eitan, director de la unidad de oncología ginecológica de Beilinson y jefe del equipo quirúrgico.
Hace unas semanas, la mujer de 25 años llegó a Beilinson con un tumor canceroso en la pelvis. El tratamiento del tumor maligno requiere quimioterapia y radioterapia focalizadas, y hacerlo en la zona pélvica daña considerablemente el aparato reproductor femenino.
Dado que la joven planea quedarse embarazada en el futuro, el equipo médico llevó a cabo un procedimiento robótico especial que separó el útero de la mujer de su canal de parto y lo fijó, junto con sus ovarios, a la parte superior de su cavidad abdominal.
Dentro de unos tres meses, cuando la paciente haya terminado el tratamiento de radiación, volverá a Beilinson para una segunda intervención, en la que se le devolverá el útero. Su sistema reproductivo volverá a ser funcional y podrá dar a luz con seguridad.
“Cuando eres joven y estás enferma como yo”, explicó la joven, “el pensamiento de futuros hijos está siempre presente. Después de conocer los tratamientos de quimioterapia, se me presentaron diferentes opciones con respecto a mi capacidad de dar a luz en el futuro. Una de ellas era este innovador procedimiento, que solo se ha realizado unas pocas veces en todo el mundo. La otra opción era elegir el método más popular de congelar varios óvulos, con vistas a la subrogación en el futuro”.
Para la mujer, ésta era una pregunta desafiante. Pero su deseo de ser madre era más fuerte y decidió seguir su corazón con la esperanza de poder dar a luz de forma natural en el futuro. También señaló que, antes de la intervención, se le explicó cada etapa con mucha paciencia, de modo que se sintió plenamente segura de someterse a la intervención y fue optimista respecto a que el tratamiento de radiación y la segunda cirugía serían exitosos.
Según Eitan, este éxito representa una nueva oportunidad para llevar a cabo tratamientos de radiación en la zona pélvica de mujeres jóvenes e incluso de niñas sin perjudicar su capacidad de dar a luz, proporcionando así una esperanza a muchas que, de otro modo, habrían tenido que recurrir al arduo proceso de la maternidad subrogada.