Hace varios años, un joven egipcio abandonó su carrera de arqueología para cazar escorpiones en los desiertos y costas del país, extrayendo su veneno para uso medicinal.
Con solo 25 años de edad, Mohamed Hamdy Boshta es ahora el propietario de la Compañía de Veneno de El Cairo, un proyecto que alberga 80.000 escorpiones en varias granjas de todo Egipto, así como una serie de serpientes, también conservadas por su veneno.
Atrapados con una luz ultravioleta de color, los escorpiones se exponen a una diminuta corriente eléctrica para estimular la liberación del veneno, un gramo de la cual puede producir entre 20.000 y 50.000 dosis de antiveneno.
Un gramo de veneno de escorpión puede alcanzar los 10.000 dólares y Boshta lo exporta a Europa y a los Estados Unidos, donde se utiliza para fabricar antídotos y una serie de otros medicamentos, incluso para afecciones como la hipertensión.