Las muertes por ahogamiento accidental son una plaga de los meses de verano, y una de las cinco principales causas de muerte en niños menores de 14 años. Los profesionales de la salud, los padres y los activistas han trabajado para concienciar a la población de que los ahogamientos pueden producirse de forma rápida y silenciosa, incluso en presencia de socorristas.
En Estados Unidos, la mayoría de los ahogamientos mortales de niños se producen en piscinas domésticas, según los CDC. Entre los métodos de prevención habituales, a menudo impuestos por la ley, se encuentra la restricción del acceso a las piscinas residenciales mediante la creación de barreras físicas, la colocación de cubiertas o redes de seguridad y la instalación de cámaras de seguridad o alarmas de piscina que adviertan de la entrada no autorizada en la piscina o en el perímetro de la misma.
“Estas barandillas de seguridad son insuficientes”, afirma Shadie Bisharat, director general de la startup israelí Coral Detection Systems, desarrolladora de un dispositivo para piscinas que puede rastrear y vigilar a los bañistas y detectar posibles ahogamientos en las piscinas, enviando alertas urgentes a los operadores.
Coral Detection Systems fue fundada en 2015 por los emprendedores Eyal Golan (no el famoso y polémico cantante israelí) y la doctora Tamar Avraham, y lleva el nombre de Coral Sheri, una niña israelí de 11 años que se ahogó mortalmente con su amiga Or Koren en la piscina privada de su casa de Savyon en 2014.
Tras el trágico incidente, Golan, experto en seguridad nacional, buscó una tecnología para asegurar su propia piscina privada, pero no encontró nada. Poco después cofundó la empresa para aprovechar la tecnología avanzada en la lucha contra los ahogamientos accidentales.
Coral se propuso desarrollar un mecanismo de seguridad y detección que va más allá de la mayoría de los productos de detección disponibles en el mercado, explicó Bisharat en una entrevista reciente.
La mayoría pueden “decir que alguien ha entrado en la piscina, pero no mucho más allá”, dijo. Coral utiliza sensores y cámaras sobre la piscina y bajo el agua para vigilar continuamente a las personas en la piscina y detectar signos y movimientos de ahogamiento mediante inteligencia artificial (IA) y visión por ordenador. Viene con una unidad doméstica independiente que puede recibir alertas y una aplicación que puede ver el interior de la piscina.
Tras una fase piloto de tres años con un producto beta, Coral lanza su nuevo dispositivo, Mylo, que se presenta como un “salvavidas virtual” para piscinas residenciales.
El dispositivo, explica Bisharat, ha sido entrenado con cientos de horas de vídeos que muestran a personas reales en apuros en el agua, así como escenarios simulados de ahogamiento, que componen el software propio de la empresa. “Llevamos haciendo este entrenamiento desde 2018 y hemos acumulado una gran cantidad de datos -de cuatro años- que hacen que el dispositivo sea más inteligente. Así que tenemos esa ventaja”, dijo.
La empresa ha presentado una serie de patentes para su tecnología. Bisharat afirma que Coral opera en el ecosistema del IoT (internet de las cosas), concretamente en las piscinas inteligentes, pero es la única empresa con cámaras bajo el agua, su principal diferenciador.
“Tenemos un producto que se ha probado en el mercado en fase piloto y para el que hay una gran demanda. Es el único producto que monitoriza la actividad dentro de la piscina”, explica.
Mylo puede detectar dos tipos de ahogamientos, dijo Bisharat. “Uno en el que las personas se hunden hasta el fondo -como los niños pequeños- y otro en el que muestran signos de angustia, o preahogo”.
Subraya que el dispositivo no sustituye en modo alguno la estrecha supervisión de los adultos sobre los niños, sino que funciona como una capa de seguridad adicional que puede alertarles rápidamente del peligro a través de la aplicación que lo acompaña.
Bisharat se incorporó a Coral a principios de este año tras más de 15 años en el sector de la automoción y la movilidad como ejecutivo en empresas con ramificaciones mundiales, y es director de la junta directiva del Foro de Liderazgo Israelí, una organización que reúne a emprendedores, empresarios y funcionarios públicos.
“Después de 15 años en el sector del automóvil, quería hacer algo bueno, como ayudar a salvar vidas”, dijo.
Actualmente, Bisharat lidera una visión más amplia de la empresa que describió como “salvar vidas primero, mejorarlas después”.
El dispositivo Mylo de Coral está dotado de una serie de funciones que van desde el control de la calidad del agua en aspectos como los residuos y los niveles químicos hasta aplicaciones de estilo de vida y bienestar.
“Puede controlar la temperatura del agua, supervisar los filtros, determinar la calidad del agua y la salud, y también contar las vueltas de una persona nadando, por ejemplo, calcular las calorías quemadas e incluso tomar selfies”, explica Bisharat.
El principal mercado de la empresa es Estados Unidos, donde hay unos 10 millones de piscinas, tanto privadas como públicas.
Según Bisharat, el mercado estadounidense de piscinas residenciales está creciendo rápidamente, sobre todo después de la pandemia, y es probable que se duplique en los próximos años.
Coral ofrecerá dos modelos de Mylo: una compra única de entre 1.000 y 1.500 dólares o un modelo de servicio (suscripción) con cuotas mensuales, actualizaciones gratuitas y una conexión a una sala de control que se encargará de las emergencias, “de forma parecida a como lo hacen las empresas de alarmas”, dijo Bisharat.
“Este servicio también es aplicable a pequeñas piscinas comunitarias o compartidas” en zonas residenciales, añadió. Coral espera empezar a lanzar el modelo de suscripción en 2024.
La startup emplea a una docena de personas, principalmente en Israel, sede de las operaciones de I+D de Coral en Binyamina. Tiene una pequeña división de ventas en Estados Unidos.
Coral ha recaudado unos 6 millones de dólares en capital riesgo.