Un estudio de la Facultad de Medicina del Monte Sinaí publicado el lunes en The Journal of the American College of Cardiology afirma que los pacientes hospitalizados con COVID-19 con una viscosidad sanguínea estimada alta tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones.
¿Qué es la viscosidad de la sangre?
La viscosidad de la sangre es una medida de la resistencia de la sangre al flujo, también conocida como grosor o delgadez de la sangre. Una viscosidad alta es una sangre más “espesa”, mientras que una viscosidad baja es más fina. La viscosidad sanguínea elevada afecta negativamente a la capacidad del organismo para hacer llegar la sangre de forma rápida y eficaz a los vasos sanguíneos pequeños, y está directamente relacionada con los coágulos sanguíneos.
Los investigadores descubrieron que los pacientes de COVID-19 con una alta viscosidad sanguínea tenían un 60% más de posibilidades de morir que los pacientes con una baja viscosidad sanguínea.
Implicaciones para el futuro tratamiento de la COVID-19
Cuando los pacientes ingresan en el hospital, los médicos miden y controlan diversas proteínas en la sangre, pero rara vez piensan en evaluar directamente la viscosidad de la sangre y utilizarla como métrica para el tratamiento.
Los datos de este estudio podrían influir para que más hospitales añadan la viscosidad de la sangre a las historias clínicas electrónicas y a los formularios de laboratorio, con lo que se espera mejorar las posibilidades de supervivencia de los pacientes con COVID-19.
“Este estudio demuestra la importancia de comprobar la viscosidad de la sangre en los pacientes con COVID-19 al principio del ingreso en el hospital, algo que se puede obtener fácilmente a través de los análisis de laboratorio rutinarios. Los resultados pueden ayudar a determinar el mejor curso de tratamiento para los pacientes de riesgo y ayudar a mejorar los resultados”, dice el Dr. Rosenson, autor del estudio. “Actualmente estamos investigando los efectos de la heparina terapéutica para reducir el riesgo de complicaciones durante las infecciones agudas por COVID-19, lo que podría beneficiar en gran medida a quienes tienen una alta viscosidad sanguínea”.