Más de la mitad de los quirófanos de los hospitales israelíes no están fortificados contra ataques con misiles, según un informe de la emisora nacional Kan.
Como consecuencia, casi todo el personal médico debe salir de dichos quirófanos y dirigirse a zonas seguras cuando suenan las sirenas de los cohetes, excepto durante las intervenciones quirúrgicas críticas para salvar vidas.
Además, solo entre el 30 % y el 40 % de las camas de los hospitales israelíes se encuentran en espacios protegidos.
Según se informa, el Ministerio de Sanidad planea fortificar en última instancia todas las salas de los hospitales, los centros de diálisis y los bancos de sangre, con un coste de 4.500 millones de NIS (1.200 millones de dólares). La idea es que todos los hospitales e instalaciones médicas puedan funcionar como “islas aisladas” hasta 72 horas sin ayuda exterior durante una guerra u otra emergencia.
A corto plazo, el ministerio espera conseguir la protección del 50 % de las camas hospitalarias —dos mil más— en los próximos dos meses, con un coste de 200 millones de NIS.