Un nuevo estudio ha descubierto cómo el virus del SARS-CoV-2 ataca y daña el corazón, respondiendo así a una pregunta sobre las misteriosas afecciones cardíacas que se producen tras la infección por COVID-19. Los resultados podrían tener grandes implicaciones sobre cómo tratar eficazmente las infecciones graves y desarrollar nuevas terapias para prevenir los daños a largo plazo.
A lo largo de la pandemia, las personas con infección grave por COVID-19 han mostrado a menudo síntomas de malestar cardíaco. Las personas con afecciones cardíacas subyacentes corren un mayor riesgo de padecer una enfermedad grave si la contraen, y han sido frecuentes los informes sobre ritmos cardíacos anormales (arritmia) en pacientes previamente sanos con COVID-19 aguda.
Sin embargo, hasta ahora los científicos no sabían exactamente por qué ocurría esto. Los investigadores no estaban seguros de si los síntomas cardíacos eran el resultado de una grave inflamación cuando el organismo reaccionaba a la infección o si las propias partículas del virus invadían y atacaban las células del corazón.
En el nuevo estudio, publicado en el Journal of the American College of Cardiology, los científicos han desvelado por fin el escurridizo mecanismo que subyace a los daños cardíacos del COVID-19, descubriendo que el virus entra directamente en las células cardíacas y se replica en ellas, lo que provoca su destrucción. El daño resultante interfiere en la contracción, lo que provoca graves complicaciones y daños a largo plazo.
Nuestro estudio es único porque demuestra definitivamente que, en los pacientes con COVID-19 que desarrollaron insuficiencia cardíaca, el virus infecta el corazón, específicamente las células del músculo cardíaco”, dijo Kory Lavine, autor principal y profesor asociado de medicina, en un comunicado.
“La inflamación puede ser un segundo golpe sobre el daño causado por el virus, pero la inflamación en sí no es la causa inicial de la lesión cardíaca”.
El estudio comenzó con autopsias de pacientes con COVID-19 que mostraban una miocarditis grave (inflamación del tejido cardíaco). Se obtuvieron muestras de cuatro pacientes y se analizaron en busca de evidencias de SARS-CoV-2 dentro de las células del músculo cardíaco, para determinar si el virus entra en estas células. Los resultados mostraron evidencias de que las partículas del virus estaban dentro de las células, incluyendo evidencias de la proteína de la espiga y la cápsula que rodea el genoma viral.
Posteriormente, los investigadores realizaron ingeniería en tejido cardíaco humano utilizando células madre para modelar la infección, descubriendo que el virus podía entrar y replicarse dentro de los cardiomiocitos. Incluso cuando no había inflamación, se producía la muerte celular.
Los resultados son increíblemente importantes para entender cómo el COVID-19 daña el corazón, pero los métodos también pueden tener otras aplicaciones. En concreto, las células musculares cardíacas manipuladas podrían ser útiles para futuras investigaciones sobre el COVID-19 y para crear una terapia nueva y eficaz contra él.
Hasta entonces, los investigadores tenían un poderoso mensaje para las personas que aún necesitan escucharlo.
“Incluso los jóvenes que tenían síntomas muy leves pueden desarrollar más tarde problemas cardíacos que limitan su capacidad de ejercicio”, dijo Lavine.
“Queremos entender lo que ocurre para poder prevenirlo o tratarlo. Mientras tanto, queremos que todo el mundo se tome en serio este virus y haga lo posible por tomar precauciones y detener la propagación, para que no tengamos una epidemia aún mayor de enfermedades cardíacas prevenibles en el futuro”.