Una empresa israelí ha reclutado a una guerrera del medio ambiente, la mosca soldado negra sudamericana, para ayudar a reducir los gases de efecto invernadero y producir al mismo tiempo piensos con alto contenido proteínico.
La mosca soldado negra (Hermetia illucens), como la mayoría de los insectos, tiene un ciclo vital distinto: Una mosca hembra pone sus huevos (unos 500 a la vez), que se convierten en larvas. Después de comer vorazmente -las moscas aumentan su peso corporal 7.000 veces en cuestión de semanas- las larvas se convierten en pupa y luego en una mosca adulta madura.
La mosca es la parte menos interesante del proceso, al menos para Entoprotech.
“Las moscas soldado negras se posan sobre todo en la pared”, explica el director general Sasha Babitsky a ISRAEL21c, porque, a diferencia de las hambrientas larvas, las moscas adultas “no tienen sistema digestivo. La mosca se aparea, una hembra pone sus huevos y luego, tras siete días, la mosca muere”.
Pero las larvas están repletas de proteínas -hasta el 50% de su peso en seco- y pueden convertirse en diversos productos.
El principal es la harina de proteínas de insectos, que puede sustituir a la harina de pescado, muy utilizada como fuente de alimento para cerdos, aves de corral y acuicultura.
Desde mediados de la década de 1990, debido en parte a la sobrepesca, la producción anual de harina de pescado ha descendido de un máximo de 8,5 millones de toneladas a 4,5 millones de toneladas anuales en la actualidad. Al mismo tiempo, la acuicultura se ha convertido en la parte de la industria agrícola de más rápido crecimiento.
La producción de harina de pescado es también un proceso muy destructivo para la vida marina en el océano. Por ello, una fuente alternativa de proteínas para piensos a partir de larvas de mosca soldado negra tiene sentido tanto desde el punto de vista económico como medioambiental.
El proceso también aborda el problema de los residuos orgánicos.
En la Unión Europea, explica Babitsky, “está totalmente prohibido enterrar los residuos alimentarios en los vertederos”, ya que generan grandes cantidades de metano, un componente de los gases de efecto invernadero que es 28 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2). Los fabricantes y recicladores de alimentos de todo el mundo buscan alternativas ecológicas y menos costosas.
Entoprotech planea construir instalaciones de procesamiento de residuos con socios locales en todo el mundo. En estas instalaciones, las larvas de la mosca soldado negra se comerán los residuos orgánicos y crearán un producto comercial que Entoprotech podrá transformar y vender, sin subproductos de metano o CO2.
“Tiramos algo así como el 35% de los alimentos que producimos. Es una gran cantidad de recursos invertidos que luego acaban en un vertedero”, lamenta Babitsky.
Propiedades antibióticas
Además de los piensos para peces y animales derivados de las larvas, Entoprotech está desarrollando productos proteicos basados en los bioactivos de la mosca soldado negra para las industrias farmacéutica y cosmética.
Y es que las larvas producen péptidos antibacterianos que pueden sustituir a los actuales antibióticos en aplicaciones humanas y veterinarias.
Entoprotech colabora estrechamente con grupos de investigación de hospitales y de la Universidad Hebrea de Jerusalén para seguir explorando y desarrollando las características antiinflamatorias y antibacterianas de las larvas de la mosca soldado negra.
(Como nota al margen, la falta de bacterias significa que, a pesar de que las instalaciones de Entoprotech están llenas hasta los topes de residuos orgánicos, no se percibe el típico olor a comida podrida).
El producto final que sale del proceso de Entoprotech es el excremento. Las larvas comen y comen y luego excretan. Entoprotech convierte las cacas en abono 100% orgánico. “No se tira nada. Es un consumo totalmente circular”, señala Babitsky.
Otra ventaja medioambiental: no se utiliza agua en el proceso.
Proyecto iniciado por un criador de pavos
Entoprotech es diferente de otras empresas emergentes de proteínas procedentes de insectos en Israel, como Flying SpArk y Hargol FoodTech, que fabrican proteínas en polvo para consumo humano.
Entoprotech la puso en marcha Naum Babaev, “un simpático judío que además es el mayor criador de pavos de Rusia, con unas 600 granjas”, dijo Babitsky.
Babaev es el fundador de la empresa láctea rusa Rusmolco y copropietario del grupo Damate, un gran holding agrícola.
Babitsky, que también procede de la antigua Unión Soviética, era asesor de Babaev cuando ambos decidieron crear una empresa. Babaev pidió a Babitsky que tomara el timón.
Babaev decidió mantener las instalaciones piloto de residuos en Rusia, pero toda la I+D se trasladó a Israel, explica Babitsky a ISRAEL2c desde su oficina en Cesarea.
Entoprotech tiene siete empleados en Israel y 40 en Rusia. La operación rusa es ahora una filial de la sede israelí.
Hasta ahora, Entoprotech ha sido financiada por Babaev, pero Babitsky está dispuesto a recaudar dinero de forma independiente para que la empresa pase de la fase de instalación piloto (en la que se procesan 15 toneladas de residuos alimentarios al día) a operaciones a escala industrial en Israel, Norteamérica y Europa del Este (donde la producción se multiplicaría por 10).