Hezbolá envió un escuadrón de francotiradores a un lugar cercano a un puesto de la ONU en el sur de Líbano en la noche del 25 de agosto antes de disparar a una posición de las FDI en el área, afortunadamente sin alcanzar a ningún soldado.
A nivel táctico, el hecho de que Hezbolá haya elegido disparar desde un lugar cercano a un puesto de la ONU que alberga un batallón nepalés de la FPNUL es cínico e insensible. O bien Hezbolá estaba usando la posición como un escudo humano, con la confianza de que las Fuerzas de Defensa de Israel no dispararían de vuelta, o esperaba que el fuego de vuelta israelí resultara en bajas para el personal de mantenimiento de la paz de la ONU en un intento de tender una trampa a Israel.
A nivel estratégico, el incidente es justo el tipo de ataque local que podría haberse convertido rápidamente en una bola de nieve en un conflicto mayor si los resultados hubieran sido diferentes.
El ataque es el tercero del eje Irán-Hezbolá en el último mes y el segundo de Líbano. Estos incidentes son parte de un intento de represalia por la supuesta muerte de un miembro de Hezbolá muerto en un supuesto ataque aéreo israelí en Siria en julio. Ese ataque probablemente tuvo como objetivo un intento ilícito de Irán de trasladar armas avanzadas a Siria y Líbano para su futuro uso ofensivo contra Israel.
“Nuestro mensaje a Hezbolá es claro y contundente: seguiremos frustrando sus intentos de obtener logros”, afirmó el comandante de la División Galilea de las FDI, el general de brigada Shlomi Binder, en una ceremonia el jueves.
Pero las FDI están preparado para ir más allá de la defensa. Los repetidos ataques de Hezbolá son parte de un intento de alto riesgo de imponer su “igualdad” a Israel, según la cual, cualquier baja entre sus operativos en Siria o Líbano resultará en una represalia “automática” contra el personal de las FDI.
El hecho de que Hezbolá insista en tratar de hacer cumplir esta ecuación ahora, cuando Líbano se enfrenta a múltiples y graves crisis, incluyendo un colapso económico, disturbios sociales y una capital que solo ha comenzado un largo intento de recuperarse de las devastadoras explosiones de Beirut el cuatro de agosto, habla por sí solo de las prioridades de Hezbolá. Para Hezbolá, su postura contra Israel es mucho más importante que evitar riesgos innecesarios que pueden desembocar en un conflicto e infligir un daño enorme a la región.
El primer ministro de Israel y el ministro de defensa han emitido en las últimas semanas repetidas advertencias sobre la determinación de Israel de contraatacar duramente los ataques, aunque parece que Hezbolá no ha tomado plenamente en cuenta esas advertencias.
El examen de la respuesta del ejército israelí al ataque del francotirador del martes significa un intento de Israel de volver a ejercer la moderación y dar a Hezbolá una escalera para bajar.
“Nuestro objetivo no es escalar la situación”
Según el portavoz de las FDI ante la prensa internacional, el teniente coronel Jonathan Conricus, tras los ataques de los francotiradores, las FDI respondieron primero con medidas defensivas, incluida una cortina de humo de artillería que cubría gran parte de la Línea Azul (la frontera de Israel con Líbano), y horas más tarde, ataques israelíes contra algunos puestos de observación de Hezbolá a lo largo de la frontera.
“Destacaría que esta fue una práctica muy peligrosa y cínica de ubicar deliberadamente sus tropas de combate cerca de las posiciones de la ONU y luego atacar a las FDI, violando la Resolución 1701 de la ONU que prohíbe la presencia de células armadas de Hezbolá en el sur de Líbano y probablemente esperando que haya bajas en la ONU como resultado de las represalias israelíes. Las FDI son muy conscientes de la ubicación de las tropas de la ONU y hacen todo lo posible por no afectarlas”, afirmó Conricus.
Aunque Israel considera que el incidente ya ha terminado, sigue estando muy preparado en toda la frontera libanesa, y las unidades que ha desplegado no son solo de defensa. El ejército ha enviado capacidades especiales de potencia de fuego y tropas de maniobras a la frontera, una señal de su disposición a llevar la lucha a Hezbolá en caso de una escalada.
El 27 de julio, las FDI rastrearon una célula de Hezbolá durante horas mientras escalaba el territorio escarpado del sur de Líbano y apuntaba a ponerse en posición de disparar a los soldados de las FDI en el Monte Dov. Las FDI fallaron deliberadamente cuando dispararon contra esa amenaza y permitieron que el escuadrón escapara. Y aún así, Hezbolá no aprovechó la oportunidad de retirarse.
Conricus mencionó a los periodistas el miércoles que “nuestro objetivo no es escalar la situación, sino proteger a nuestros civiles, mantener la soberanía y permitir que cientos de miles de israelíes disfruten de los últimos días del verano para vacacionar en el norte de Israel”.
Aún así, las FDI han montado un despliegue en curso, y están en un alto nivel de preparación a través de sus fronteras del norte. Es esta preparación la que, el tres de agosto, permitió a las FDI detectar una célula terrorista apoyada por Irán que plantaba explosivos en la frontera sirio-israelí. Las FDI mataron a los cuatro miembros de ese escuadrón.
En última instancia, no parece que Hezbolá esté prestando atención a las advertencias de los líderes israelíes. Ni las advertencias de Israel ni la grave situación interna de Líbano parecen impedir que intente imponer su ecuación a Israel.