EL CAIRO (Reuters) – El Estado Islámico (ISIS) ha reivindicado la responsabilidad de un ataque en el noreste de Malí en el que murieron 54 personas, 53 soldados y un civil, informó el sábado la agencia de noticias Amaq del grupo sin citar pruebas.
El gobierno de Malí dijo que los soldados y un civil murieron en el ataque contra un puesto del ejército en el norte de Malí, en uno de los ataques más mortíferos contra los militares del país de África Occidental que se recuerdan recientemente.
Los atacantes se lanzaron contra el cuartel de Indelimane, en la región de Menaka, y abrieron fuego, provocando una desbandada entre los militares. Sólo la llegada de refuerzos permitió al Ejército maliense recuperar la posición, aseguró el ministro.
La espiral de violencia en la que está inmersa Malí ha vivido este viernes un nuevo episodio sangriento, uno de los peores ataques terroristas contra las Fuerzas Armadas en los últimos años. Cuando los militares de otros campos llegaron al cuartel de Indelimane, encontraron a tan solo diez supervivientes en medio de una total devastación. Los atacantes, equipados con fusiles y lanzagranadas, huyeron y se llevaron consigo armas, vehículos y munición. Lo más probable, como ha ocurrido en otras ocasiones, es que hayan cruzado la frontera de Níger o Burkina Faso en busca de refugio.
Hace apenas un mes se produjo en la misma zona un ataque similar en el que fallecieron 38 soldados y 27 continúan desaparecidos. Los cuarteles de Mondoro y Boulkessy fueron atacados, según los analistas, por el grupo terrorista de origen burkinés Ansarul Islam, aunque en dicha ocasión encontraron resistencia militar y se produjeron al menos 15 bajas entre los asaltantes. Este viernes, el cuartel de Indelimane, situado en una zona aislada, fue arrasado sin oposición.
Los ataques de Mondoro y Boulkessy provocaron una fuerte reacción de indignación por parte de los familiares de los militares que son enviados al centro y norte del país, y es previsible que en esta ocasión ocurra algo similar. Ya en 2012, la masacre de Aguelhock, en la que unos 90 soldados malienses fueron degollados en el norte, estuvo en el origen de una sublevación militar en Bamako que acabó convirtiéndose en golpe de estado. Los soldados y sus familias lamentan ser enviados a las zonas más conflictivas sin los medios necesarios para hacer frente a los ataques terroristas.