Shunit Dekel, paramédica de la localidad de Talmei Yosef, en el sur de Israel, cuenta a Arutz Sheva – Israel National News cómo se enteró de la invasión de Hamás durante un viaje a Polonia. “Mis hijos estaban en Ein Habesor, en el sur de Israel. Oyeron disparos y entraron en casa. No tienen refugio, pero su padre tiene un arma. Lloraban por los disparos. Intenté calmarlos, diciéndoles que eran nuestros soldados los que disparaban y no los terroristas”.
Shunit corrió a Israel inmediatamente. “Me enteré el sábado por la mañana y llegué a Israel el sábado por la tarde. No pude ir a ver a mis hijos porque el moshav era una zona cerrada. Cogí mi uniforme y fui al puesto de la MDA en Ofakim. Me dieron una ambulancia y empecé a hacer las misiones que me encomendaron”.
Shunit relata sus primeros atisbos de la tragedia: “Me enviaron por la carretera principal pasando por todos los kibutz cercanos a la Franja de Gaza. Había coches por toda la carretera con agujeros de bala y cadáveres. Era difícil ver, pero teníamos que ir. Vimos una linterna en la carretera y no sabíamos si era una víctima fugada o un terrorista. Pedimos a los soldados que nos acompañaran, pero conducíamos demasiado rápido y pasamos deprisa junto a la luz. Cuando volvimos, vimos que los soldados habían detenido a un terrorista, y tenía una linterna en la mano”.
Shunit dice que los propios soldados la conmocionaron: “Conocí a soldados con partes de misiles en la espalda, en los ojos, con un brazo roto. Se niegan a ser llevados a los hospitales. Puede que me permitan ponerles una venda, pero luego vuelven al campo con sus amigos”.
“No me reuní con mis hijos hasta el domingo por la noche, después de que llevaran treinta y seis horas dentro sin comer. Por fin pude dormir. Dormí unas seis horas y, desde entonces, estoy en la ambulancia con mi equipo”.
Shunit dice que el suceso está lejos de haber terminado. “Muchos de mis amigos están muertos o en Gaza, y muchos siguen desaparecidos. Espero que el gobierno y el mundo puedan ver por lo que estamos pasando aquí. Es muy duro, pero estamos haciendo un gran trabajo. Tenemos un gran ejército y grandes personas. Le digo al gobierno que, por favor, traiga de vuelta a todas las mujeres, los niños y los soldados. La vida no será la misma sin ellos”.