Nasrin Gabor tiene 43 años y vive en Jerusalén. Lleva más de dos meses ingresada en la unidad de cuidados intensivos del hospital Hadassah Ein Kerem, en estado grave, tras someterse a una liposucción mal realizada por un médico árabe palestino del norte del país. No es la única víctima del Dr. Ahmad Badran: en los últimos meses, al menos otras siete mujeres han necesitado atención hospitalaria urgente tras someterse a procedimientos similares, informa Israel Hayom.
Y sin embargo, a pesar de un flujo constante de quejas dirigidas al Ministerio de Sanidad, el Dr. Badran sigue reclutando nuevos pacientes, que le pagan como médico privado. Lo único que ha hecho el Ministerio de Sanidad hasta ahora es cerrar una de sus clínicas, situada en Nof Hagalil (Nazaret Illit), pero Badran sigue realizando operaciones en Ramala y, según su página de Instagram, también en Baana, Dir Al-Assad y Nof Hagalil.
Las normas del Ministerio de Sanidad estipulan que solo los cirujanos plásticos, los cirujanos generales y los dermatólogos autorizados pueden realizar procedimientos de liposucción. El Dr. Badran no es más que un médico normal sin especialidad, pero aparte de la importante infracción de la normativa que supone la realización de procedimientos de liposucción, hay motivos para sospechar de mala praxis.
Finalmente, el lunes de esta semana, el Ministerio mantuvo una reunión de varias horas con Badran y sus abogados, en el marco de un proceso de “aclaración”, pero fuentes del Ministerio añadieron que es poco lo que pueden hacer en realidad, dado que Badran realiza los procedimientos en Ramala. “Se trata de un asunto muy complicado, dado que estamos tratando con varias clínicas de la Autoridad Palestina. Es un caso muy difícil”.
Casi pierde la vida
Nasrin encontró al Dr. Badran a través de anuncios en Facebook; también había recibido recomendaciones de amigos. “Fue a operarse de liposucción en el estómago, los brazos y las piernas”, relata su marido, Wissam Gabor. “Nos dijo que tenía una clínica en Ramala, así que allí se hizo la intervención. Su amigo se encargó de la anestesia”.
“Al terminar la operación, Nasrin se quejó de sentir dolor, pero un día después le dieron el alta y le dijeron que los dolores remitirían en una semana”, añade. Sin embargo, en lugar de eso, el dolor no hizo más que empeorar y luego los lugares de la incisión empezaron a desprender un olor terrible.
“El martes ya tenía dolores muy fuertes y el miércoles mi mujer casi se muere”, continúa Wissam. “La llevé a Hadassah Ein Kerem, y el profesor me dijo que el estado de mi mujer era extremadamente grave y que si hubiera tardado una hora más, habría muerto”.
Después de que examinaran a su mujer, le dijeron a Wissam que el Dr. Badran había perforado los intestinos de su mujer. “Tuvieron que quitarle parte de los intestinos, y la piel de su estómago estaba negra. Le quitaron la piel y le injertaron piel nueva”.
Hasta la fecha, Nasrin ha sido sometida a por lo menos diez cirugías como resultado de los errores de Badran. Mientras tanto, Badran descubrió de algún modo que Nasrin había sido hospitalizada, y se acercó a su marido de forma muy sospechosa. “Me llamó y me dijo que quería darme dinero y también venir a examinarla. Le dije que no quiero su dinero y que no quiero verlo. Lo único que quiero es verlo en la cárcel, o que se vaya del país. Tengo cinco hijas en casa, y una de ellas es autista, y otra tiene apenas un año. Todo esto ha puesto mi vida patas arriba y me ha impedido trabajar. He pagado 50 mil shekels por un médico privado para que mi mujer no tenga que estar en lista de espera, y esto ha convertido mi vida en un infierno”.
La doctora Netta Adler, experta cirujana plástica de Hadassah Ein Kerem que trató a Nasrin, dijo a Israel Hayom que ésta había llegado al hospital con una infección extremadamente grave. “Nunca antes había visto complicaciones tan terribles por una liposucción. Podría haber muerto. Llegó al hospital con una extensa necrosis de la piel y el tejido subcutáneo en las zonas donde se realizó la liposucción, así como múltiples perforaciones en los intestinos. De hecho, sus intestinos estaban expuestos, lo que supone una situación de riesgo vital. Sólo sobrevivió gracias al tratamiento experto que recibió del personal de todos nuestros departamentos aquí en Hadassah”.
El Hospital Hadassah informó del caso al Ministerio de Sanidad. Mientras tanto, durante los dos meses de hospitalización de Nasrin, otras dos mujeres fueron ingresadas tras procedimientos de liposucción chapuceros similares realizados por el Dr. Badran.
“Estas mujeres necesitaron transfusiones de sangre después de las operaciones de liposucción”, dijo el Dr. Adler. “Tuvimos tres casos similares en un periodo de tiempo muy corto, y los denunciamos todos al Ministerio de Sanidad”.