El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, declaró el miércoles en una inusual entrevista que se opone a tomar las armas contra Israel, pero advirtió de que podría cambiar de opinión en el futuro.
“No apoyo la resistencia armada palestina, pero eso podría cambiar. Podría cambiar mañana, pasado o en otro momento. Todo cambia”, declaró Abbas al canal de noticias saudí Al Arabiya.
También racionalizó la violencia reciente cuando se le preguntó por el elevado número de ataques terroristas palestinos contra israelíes.
“El pueblo [palestino] está siendo oprimido y oprimido y oprimido hasta el punto de explotar”, dijo, añadiendo que “se está haciendo perder la paciencia a los palestinos”.
Abbas defiende desde hace tiempo la resistencia no violenta y las negociaciones con Israel en lugar del terrorismo organizado o la actividad militante. Esta postura ha ayudado a Abbas a mantenerse en el poder, permitiendo que los socios extranjeros se sientan más cómodos financiando a la Autoridad Palestina y llevando a algunos dirigentes israelíes a confiar en él lo suficiente como para coordinarse en asuntos de interés común, como la seguridad.
La renuncia pública al terror por parte del Frente de Liberación de Palestina de Abbas en 1988 fue un primer paso importante para convencer a Israel de que reconociera a la OLP como representante político de los palestinos y, en última instancia, como interlocutor en las negociaciones.
La preferencia de Abbas por lo que él denomina “resistencia popular” en lugar de lucha armada le ha enfrentado en ocasiones a miembros de su partido, Al Fatah, y a la opinión pública palestina, el 56% de la cual apoya los ataques armados contra israelíes, según una encuesta de junio de 2022.
A principios de año, Abbas condenó dos atentados terroristas: el de Tel Aviv en abril y el de Elad en mayo. Aunque Abbas suele pronunciarse contra el terrorismo en general, no es frecuente que condene atentados individuales.
El ejército israelí y las fuerzas de seguridad de la AP colaboran para reprimir el terrorismo en Judea y Samria, una coordinación que condena una mayoría significativa de palestinos, según los sondeos de opinión.
En respuesta a esas críticas, Abbas declaró en la entrevista del miércoles: “La coordinación de la seguridad forma parte de los acuerdos [con Israel]. En lo que se refiere a la coordinación de la seguridad, nuestro enfoque es luchar contra el terrorismo sin importar dónde”.
Señaló que la AP ha firmado acuerdos para “combatir la violencia y el terrorismo” con 85 países de todo el mundo.
Sin embargo, poco después de mencionar los acuerdos con Israel, Abbas matizó.
“Estamos, junto con Israel, contra el terrorismo y la violencia. Pero si Israel continúa con su comportamiento, no estaré vinculado al acuerdo de seguridad. Anularé mi compromiso con él”, declaró.
La AP suspendió brevemente la coordinación en materia de seguridad con Israel en 2020 debido a la intención declarada entonces por el gobierno de aplicar su soberanía en Judea y Samaria. El entonces primer ministro Benjamín Netanyahu acabó desechando esos planes para establecer los Acuerdos de Abraham.
Netanyahu mantiene actualmente negociaciones de coalición después de que su bloque obtuviera la mayoría en las elecciones del mes pasado y se espera que vuelva a ser primer ministro en las próximas semanas.
“Trabajaré con [Netanyahu]”, dijo Abbas, “sin renunciar a ninguno de mis compromisos de siempre”.
Abbas también destacó sus recientes esfuerzos por sensibilizar a la escena internacional, como los llamamientos de la AP a tribunales internacionales para que emitan dictámenes consultivos sobre el dominio militar israelí en Judea y Samaria.
Describió un creciente consenso internacional en apoyo de los palestinos, pero afirmó que Estados Unidos obstaculiza la aplicación sobre el terreno de las resoluciones de la ONU contra Israel.
Abbas lleva mucho tiempo luchando por conseguir el estatus de miembro de pleno derecho de la ONU para reforzar la posición diplomática de los árabes palestinos. Actualmente, el “Estado de Palestina” es un “observador no miembro”, estatus que sólo comparte con la Santa Sede.
Los críticos afirman que los llamamientos árabes a la comunidad internacional son una forma de presionar a Israel evitando las negociaciones directas.