La revista para profanos The Economist calificó a Israel como la cuarta economía con mejores resultados entre los países de la OCDE en 2022.
Esto ha suscitado la pregunta sobre el origen de la resiliencia económica de Israel en los últimos más de 20 años.
Excepto en 2020 (Covid), Israel ha tenido un crecimiento económico positivo todos los años desde 2003, incluso durante la Gran Recesión que asoló Estados Unidos y Europa.
¿De dónde procede esta resiliencia? ¿Podemos contar con ella e invertir en ella en los próximos años?
Razón 1: El boicot árabe
Para responder a estas preguntas, empiezo por el boicot árabe a Israel, aún vigente entre algunos de nuestros vecinos.
El crecimiento económico se alimenta de las exportaciones. La consecuencia positiva del boicot fue obligar a Israel a comerciar con socios lejanos, en particular Europa y América.
Comerciar con estos socios suponía enormes costes de transporte, que debían cubrirse con el valor añadido de nuestras exportaciones.
El comercio con estos mercados lejanos nos obligó a adoptar lo que podría llamarse el modelo económico japonés: importar materias primas y transformarlas en productos de alto valor añadido para luego exportarlos a mercados lejanos.
Esto nos empujó hacia industrias intensivas en conocimiento en las que el capital humano aportaba la mayor parte del valor añadido, en lugar de industrias de bajo margen que producían lo que los pobres de Egipto y Jordania podían permitirse.
Razón 2: la inmigración rusa
El segundo elemento es la “Gran Aliá”, que trajo a Israel aproximadamente un millón de inmigrantes rusos en la década de 1990.
Se trata de una población culta que no sólo aumentó la población de Israel, sino también su nivel medio de educación. También trajeron un énfasis en la educación científica/matemática, que transmitieron a sus hijos.
Esta ola de inmigración impulsó la industria de alta tecnología de Israel. (El primer trabajo de mi hijo como técnico, y más tarde como ingeniero, fue en una empresa fundada por dos físicos rusos doctorados).
El repentino aumento de la población también ofreció a los productores nacionales oportunidades de beneficiarse de economías de escala o de una mayor producción en masa, reduciendo los costes por unidad de lo que producen.
Esto ayudó a reducir la inflación en Israel, así como a reducir nuestros costes unitarios de los artículos de exportación.
Razón 3: Entrada de fondos
También debemos reconocer una situación única, y es que Israel tiene el equivalente de una población expatriada que transfiere fondos a Israel.
Filipinas, Jordania y México tienen expatriados que trabajan en el extranjero y transfieren fondos a sus familiares en el “viejo” país. Israel tiene la comunidad judía de la diáspora, que transfiere fondos a Israel en forma de filantropía o como inversiones (ya sea en casas de vacaciones o en la industria).
Estos fondos contribuyen a las reservas de divisas de Israel, que refuerzan el tipo de cambio de la moneda, manteniendo asequibles las importaciones y facilitando el comercio exterior y la balanza de pagos de Israel.
Razón 4: Reglamentación estricta
No menos importante es el marco regulador de Israel. El Banco de Israel controla estrictamente los bancos y los mercados financieros del país.
La compra de una vivienda en Israel exige un pago inicial mínimo del 25% para una primera compra, o del 30% para una segunda. No hay hipotecas sin entrada en Israel.
Tampoco tenemos un mercado hipotecario secundario como en EE.UU., donde una empresa origina la hipoteca y luego la vende a otra empresa o inversor. En esta situación, a la empresa originaria no le importa realmente si el prestatario puede pagar la hipoteca, ya que el comprador de las hipotecas es el que tendrá que hacer frente a un impago (riesgo moral).
Fue precisamente este riesgo moral el que condujo a la Gran Recesión en EE.UU., cuando los originadores de hipotecas concedieron hipotecas a personas que claramente no podían hacer frente a los pagos. Los impagos inundaron el mercado y empujaron los precios de la vivienda a la baja, por debajo del valor de las hipotecas, dando origen al término “hipoteca bajo el agua”.
Razón 5: Normas bancarias
En Israel, los préstamos al consumo suelen concederlos los mismos bancos en los que los consumidores ingresan sus sueldos.
Además, las tarjetas de “crédito” en Israel son en realidad tarjetas de cargo. La mayoría de los emisores de tarjetas de crédito israelíes exigen el pago completo del saldo pendiente cada mes.
Esto se ve reforzado por la norma de que la mayoría de los consumidores israelíes obtienen sus tarjetas de crédito a través del mismo banco en el que ingresan sus salarios, lo que crea una situación en la que un único banco conoce todas las obligaciones financieras del consumidor.
Esta realidad reduce la amenaza de crisis de endeudamiento de los consumidores. Durante la Gran Recesión, la economía israelí creció un 6% en 2007 y un 3,19% en 2008.
Razón 6: La situación de la seguridad
La situación de Israel en materia de seguridad, al igual que el boicot árabe, ha influido positivamente en la economía en el sentido de que siempre estamos en alerta contra ataques repentinos.
El servicio en el ejército ha formado a los que luego se convertirán en altos directivos y empresarios para anticiparse a los cambios rápidos y aguantar los golpes.
Las constantes erupciones también han dado a nuestra industria militar la oportunidad de probar nuevas ideas y tecnologías en períodos más cortos que nuestros competidores estadounidenses y europeos, lo que nos da una ventaja competitiva en este campo.
En resumen, la mayor fuente de resiliencia de la economía israelí es la combinación de la capacidad histórica del pueblo judío para adaptarse a un entorno hostil y encontrar la manera de mantener un nivel de vida decente, y el sentido comunitario de responsabilidad de unos por otros. El resto son comentarios.
Para responder a nuestra pregunta inicial: Sí, se puede invertir en la economía israelí suponiendo que se adaptará a un entorno cambiante.