La crisis energética europea se agravó esta semana cuando Kosovo introdujo apagones continuos para la mayoría de sus dos millones de ciudadanos, según Bloomberg.
El jueves, los Servicios de Distribución de Energía de Kosovo (KEDS) anunciaron apagones continuos de dos horas para dos millones de personas debido a una “sobrecarga” de su red eléctrica.
KEDS pidió a los clientes que redujeran la potencia dada la “insuficiente generación interna para cubrir el consumo y la crisis energética mundial”.
El país balcánico, la nación más pobre de Europa, sufrió un problema técnico en su mayor central eléctrica de carbón que tuvo que cerrar el mes pasado, lo que obligó al gobierno a importar electricidad a precios elevados.
Simultáneamente, Serbia se vio obligada a cortar la electricidad a sus clientes, el operador de la red británica emitió una advertencia sobre el suministro de energía, y la interrupción de la central nuclear de Francia, todo ello culminó en una tormenta perfecta que puso a prueba la red del continente, con la consiguiente reducción del suministro de energía y unos precios exorbitantes.
La semana pasada, el ministro de Economía de Kosovo, Artane Rizvanolli, declaró que el cierre de la principal central eléctrica de carbón del país había agravado la crisis energética. Dijo que las importaciones de energía eran “extremadamente costosas”.
Los datos de la red de Entso-E muestran que las importaciones de electricidad de Albania, Serbia, Montenegro y Macedonia del Norte cayeron de 750 megavatios el miércoles a unos 469 megavatios el jueves.
Jeremy Weir, director general del grupo Trafigura, advirtió que más países europeos podrían sufrir apagones en caso de un invierno severo.
Once asociaciones europeas (desde la siderurgia hasta los fertilizantes, pasando por el cemento y las fábricas de papel) publicaron el jueves un memorándum en el que indicaban que las empresas que hacen un uso intensivo de la energía están pagando “precios energéticos insoportablemente altos” que podrían obligarles a cerrar sus operaciones.
Sin embargo, hay buenas noticias para el continente, ya que el gas holandés de referencia para el primer mes se desplomó hasta un 43%, pasando de un máximo de 180 euros por megavatio-hora a unos 102 euros en los últimos días, ya que una flotilla de buques de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos se dirige al continente, que carece de combustible.
Otra buena noticia es que las previsiones meteorológicas para Alemania serán más suaves. Esto ayudará a mantener el precio del gas.
Europa sigue inmersa en la peor crisis energética de su historia, pero lo peor puede no haber pasado, ya que el invierno del hemisferio norte acaba de empezar.